domingo, 5 de agosto de 2012

CAPÍTULO 8. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias."

| Laia |

“Así me tendrás presente”me susurró.

-Por poco tiempo.

A la mierda la puta virginidad. Pensé mientras bajaba las escaleras, abrí la puerta y ahí estaba Erik.

-Siento lo de antes.-dije-
-Tranquila.
-¿De qué querías hablar?-dije-
-Quería volver a verte una vez más.
-¿Por qué?
-Porque me encantas, desde siempre me encantas.
-Entiende que no puedo salir contigo..
-Eres perfecta.-dijo mientras se acercó y me puso un mechón que tenía suelto detrás de la oreja-
-A lo largo de mi vida he sido muchísimas cosas. He sido una llorona, una niña traviesa, una princesita, un diablo, he sido estúpida, consecuente, irresponsable, tímida, fiera, adorable.. También he sido alguien tozuda, cabezota, implacable, un hueso duro de roer, alguien con ideas propias, una chica enamoradiza, soñadora, valiente, sencilla, complicada, atrevida, he llegado a ser alguien al filo del precipicio, alguien que vivía en las nubes y actuaba sin pensar, he sido grande y muy pequeñita, he sido alguien que ha corrido con el viento en contra y también a favor. Cada día de mi vida he sido distinta. Algunos días mejor, otros peor y he sido cosas que han agradado más y otras menos, pero nunca he sido perfecta.
-Está bien, mi princesa imperfecta. Eres muy guapa, ¿sabías?
-Cállate tonto.-reí-
-Puede que sea una mala idea, pero, ¿te apetece seguir por dónde íbamos antes de que el gilipollas que vive en esta casa me pegara?
-Está bien, pero solo con una condición.
-¿Cuál?
-Que lo hagamos aquí, que me da más morbo.
-¿Y Mikel?
-Que le follen, vamos a la habitación de invitados que ya me la ha dejado Maria.

Subimos las escaleras después de cerrar la puerta y fuimos a la habitación de invitados, cerré la puerta y ahí estaban los preservativos, encima de la cama como había prometido Maria.

Me acerqué a él, le cogí del cuello y le besé, no le besé con sentimiento como había besado a Mikel anteriormente, le besé por besar, le besé porque me ponía, le besé porque estaba bueno. Él me cogió a horcajadas y me arrimó a la pared, haciendo que la pared quedase a mi espalda, me besaba el cuello y me besaba la boca. Le quité la camiseta y toqué sus abdominales, le acerqué más a mí, me quitó la camiseta y empezó a besarme por el cuello mientras iba bajando, volvió a mi boca. Me bajé de encima de él y empecé a besarle la boca, mientras bajaba por el cuello, y llegaba a sus perfectas abdominales. Soltó un pequeño gemido y noté como su miembro empezaba a crecer. Reí por lo bajo y volví a ponerme de pié. Le desabroché los pantalones y le bajé la bragueta.

| Mikel |

Los tenía al lado, los dos cuartos daban pared con pared, podía oír todo a la perfección, podía oír como gemía ella y como gemía él, podía escuchar los silencios en los que solo ellos dos sabían qué estaban haciendo. Estaba de los nervios, caminaba de una parte a otra de la habitación, estaba de mala hostia. Monner se había quedado con Maria cuando yo volví a mi habitación. No puede ser verdad, no pueden estar haciendo nada. Qué coño, el que no está haciendo nada aquí soy yo, la quiero a ella, la quiero en mi cama y oírla como goza, puede que él sea el primero, pero yo seré el definitivo, porque una vez que esté conmigo no volverá a desear a otro.

| Narrador |

Mikel estaba confesando que quería ser el último, y si era el último quería decir que Laia también sería la última. Él le había dicho que no podía quererla, pero si lo había dicho era por miedo, miedo a que algún día le pudiera hacer daño, tanto ella a él como él a ella. Pero sin darse cuenta la empezaba a querer, por mucho que no quisiera pero a él mismo no se podía engañar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario