domingo, 5 de agosto de 2012

CAPÍTULO 6. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias."

Erik cogió a Laia y la llevó en medio de la pista, mientras yo me quedaba con Isaac al lado del baño.

-Eres preciosa, ¿sabías?
-Calla, anda.
-¿Quieres bailar?
-Claro.

Me cogió de la cintura y me acercó a él, demasiado. Miré donde antes estaban Monner y mi hermano, y le vi a él, de la misma manera que había estado conmigo hacía unas horas, exactamente igual con una cualquiera. Cogí a Isaac por el cuello mientras bailábamos pegados. Y unos segundos después Isaac me estaba besando, me dio un beso nada dulce, solo llevaba pasión y calentón. Me cogía de la cintura y justo cuando iba a bajar las manos para cogerme del culo se separó de mí y, sin querer, supongo, me mordió el labio. Abrí los ojos, estaba a un metro de mí, le miré sin entender y volví la cabeza, ahí estaba Monner, mirándole, enfadado, desafiante, sexy.

-No la toques.-dijo Monner enfadado escupiendo las palabras-
-¿Quién eres tú? ¿Su protector? Porque primero no eres su novio y segundo te estabas magreando con una por allí, ¿por qué no nos das dos horas y acabamos ambos nuestras faenas? Tú te follas a la castaña o rubia de allí, y yo me follo a Maria.-sonrió victorioso Isaac-

Justo un segundo después Monner estaba encima de él, pegándole puñetazos en la cara, lo intenté coger por la espalda, pero no se separaba, una fuerza sobrenatural se había apoderado de él. Le abracé por la espalda y le susurré un “por favor, para.”, y paró. Las palabras mágicas supongo.

| Àlex |

Y fue ese “y yo me follo a Maria” lo que pudo con toda esta situación, me abalancé sobre él y le empecé a pegar, no me había puesto así nunca, pero todo esto me podía, que la hubiera besado, que la hubiera tocado. Estaba encima de él cuando le metí un puñetazo en la boca que empezó a escupir sangre. Maria me intentaba separar, pero no podía, pero cuando susurró ese “por favor, para.” lo pudo a todo, paré. Paré porque ella me lo había pedido, deseaba abrazarla, besarla, quererla todos los días de mi vida. Pero cuando me giré para abrazarla ella me tenía miedo, lo veía en sus ojos. Pero no lo entiendo, porque había parado gracias a ella, no eran palabras mágicas, era su voz la que había hecho que parase, y es que si ella me pide cualquier cosa, la hago por ella.

| Laia |

Erik me cogió de la cintura mientras intentaba besarme, pero yo no quería, no podía besarle. Miré donde antes estaba Mikel y no lo vi, genial, ¿ya se la estaba follando? Erik se había dado por vencido soltándome unos segundos antes, pero me tragué todo y le besé, me tragué el miedo, me tragué las ganas de no besarle, y lo hice, saqué todo lo que antes había estado escondido, mi orgullo, mis celos, pero sobretodo mi orgullo. Le besé sin sentimiento, no sentía nada cuando lo besaba, bueno, sí, calentón, pero eso era porque estaba bueno y porque llevaba más alcohol en el cuerpo que cualquiera de la fiesta. Metió la mano por debajo del vestido tocándome todo el culo, apretó la mano y eso me puso a cien. Le cogí de la camisa para acercarlo más a mí, cosa que era imposible, pero daba igual, quería sentirle, y lo quería ahora. Puede que fuera por la tasa de alcohol que llevaba en ese momento, por el calentón que llevaba o porque Mikel se estaba follando a otra, pero me lo iba a follar esa misma noche, para que luego me pudieran llamar puta pero con motivos. Justo cuando iba a poner su otra mano para agarrarme del culo y cuando me iba a coger a horcajadas alguien le llamó por la espalda y le pegó un puñetazo, Erik no reaccionó. Yo salí de allí, salí de esa casa y me dirigí a casa de Maria, no corrí, iba caminando, procesaba lo que acababa de pasar, Mikel le había pegado a Erik.

-¡Laia, espera!-gritó una voz a mi espalda, era Mikel-

Me quité los zapatos, los cogí y empecé a correr hacia su casa. Tenía miedo de que me cogiera, no porque me pudiera hacer algo, si no porque me diera la razón de porqué le había pegado y me enamorase. Llegué a su puerta, siempre había una llave debajo del felpudo, levanté el felpudo, cogí la llave y abrí, cuando iba a cerrar la puerta alguien entró también, estábamos a oscuras, cerró la puerta, por lo que ya no me servía la luz de la calle para verle la cara al menos.

-Laia.

Era Mikel, ya me daba igual todo, ya me daba igual que me quisiera, que no, que se follase a una y que se follase a otra, solté los zapatos y me acerqué a él, una tenue luz de la luna entraba por la ventana dejándome ver donde estaba él. Me subí a horcajadas a él, y le besé. Fue el primer beso, nuestro primer beso y lo que sobresalía de ahí era el cariño, el amor, la pasión era secundaria, pero había, había pasión, atracción sexual y calentón, y no poco precisamente. Después del primer beso vino el segundo, y el tercero, se sentó en el sofá, yo todavía estaba encima de él, notaba su erección y eso me volvía loca.

“Tienes que parar” me decía una voz. Le tenía que hacer caso, lo tenía que hacer. No podía caer la primera vez que le besaba.

-¿Nunca te han dejado con el calentón?-dije cuando logré separarme de su boca-
-Nunca.-dijo mientras me besaba el cuello-

Respiré hondo y me levanté, me coloqué el vestido.

-Pues mira, siempre hay una primera vez.

Subí por las escaleras, y cuando reaccionó subió detrás mía.

-Eh, ¿a dónde vas?-dijo Mikel-
-A dormir, ya es tarde.
-¿Y me vas a dejar así?-llegué al cuarto de Maria, encendí la luz y le miré, se señalaba su órgano reproductor-
-Parece que lo pillas.-cerré la puerta y me quité el vestido, abrió la puerta, solo podía ser él-

| Mikel |

Abrí la puerta y ahí estaba ella, en ropa interior, no me podía hacer esto, estaba que me subía por las paredes, la necesitaba a ella, la necesitaba en mi cama mientras que a la vez me dijese que siguiera, y siguiera. Y que lo hiciéramos cuantas veces quisiéramos.

-No juegues con fuego que te acabarás quemando.-dije con la poca voz que me quedaba-
-Eso mismo te digo.-se giró y me miró, le hice un repaso de pies a cabeza y juro que si en ese momento dijera ven y bésame, juro que me correría sin haberla tocado- Conmigo no vas a jugar, no vas a hacer conmigo lo que te plazca, no voy a estar cuando tú quieras.
-¿No quieres pasártelo bien?
-No pienso follar contigo, primero porque lo haré con quien de verdad quiera y segundo porque te vas follando a cada una que pasa.
-Tú no quieres.
-Vas a tener que cambiar, y mucho, si quieres algo conmigo.
-Pero es que lo serio, a mi no me va.
-A mi los gilipollas tampoco.
-Pues te has liado con uno.
-Con dos, contando a Erik.-sonrió, me dejaba mal, pero me encantaba, me encanta la forma en la que me habla, como es, no hace lo que digo, hace lo que quiere, es un alma libre y no sé si es eso lo que me pone y lo que me incita a besarla o que es tan sumamente sexy que siento una atracción que es más que sexual por ella-
-¿Qué quieres de mí?-me atreví a preguntar-
-Solo te pido que me quieras.-me pilló por sorpresa-
-No-tragué saliva e hice una breve pausa-, no puedo quererte.

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