Erik cogió a
Laia y la llevó en medio de la pista, mientras yo me quedaba con
Isaac al lado del baño.
-Eres preciosa,
¿sabías?
-Calla, anda.
-¿Quieres
bailar?
-Claro.
Me cogió de la
cintura y me acercó a él, demasiado. Miré donde antes estaban
Monner y mi hermano, y le vi a él, de la misma manera que había
estado conmigo hacía unas horas, exactamente igual con una
cualquiera. Cogí a Isaac por el cuello mientras bailábamos pegados.
Y unos segundos después Isaac me estaba besando, me dio un beso nada
dulce, solo llevaba pasión y calentón. Me cogía de la cintura y
justo cuando iba a bajar las manos para cogerme del culo se separó
de mí y, sin querer, supongo, me mordió el labio. Abrí los ojos,
estaba a un metro de mí, le miré sin entender y volví la cabeza,
ahí estaba Monner, mirándole, enfadado, desafiante, sexy.
-No la
toques.-dijo Monner enfadado escupiendo las palabras-
-¿Quién eres
tú? ¿Su protector? Porque primero no eres su novio y segundo te
estabas magreando con una por allí, ¿por qué no nos das dos horas
y acabamos ambos nuestras faenas? Tú te follas a la castaña o rubia
de allí, y yo me follo a Maria.-sonrió victorioso Isaac-
Justo un segundo
después Monner estaba encima de él, pegándole puñetazos en la
cara, lo intenté coger por la espalda, pero no se separaba, una
fuerza sobrenatural se había apoderado de él. Le abracé por la
espalda y le susurré un “por favor, para.”, y paró. Las
palabras mágicas supongo.
| Àlex |
Y fue ese “y yo
me follo a Maria” lo que pudo con toda esta situación, me abalancé
sobre él y le empecé a pegar, no me había puesto así nunca, pero
todo esto me podía, que la hubiera besado, que la hubiera tocado.
Estaba encima de él cuando le metí un puñetazo en la boca que
empezó a escupir sangre. Maria me intentaba separar, pero no podía,
pero cuando susurró ese “por favor, para.” lo pudo a todo, paré.
Paré porque ella me lo había pedido, deseaba abrazarla, besarla,
quererla todos los días de mi vida. Pero cuando me giré para
abrazarla ella me tenía miedo, lo veía en sus ojos. Pero no lo
entiendo, porque había parado gracias a ella, no eran palabras
mágicas, era su voz la que había hecho que parase, y es que si ella
me pide cualquier cosa, la hago por ella.
| Laia |
Erik me cogió de
la cintura mientras intentaba besarme, pero yo no quería, no podía
besarle. Miré donde antes estaba Mikel y no lo vi, genial, ¿ya se
la estaba follando? Erik se había dado por vencido soltándome unos
segundos antes, pero me tragué todo y le besé, me tragué el miedo,
me tragué las ganas de no besarle, y lo hice, saqué todo lo que
antes había estado escondido, mi orgullo, mis celos, pero sobretodo
mi orgullo. Le besé sin sentimiento, no sentía nada cuando lo
besaba, bueno, sí, calentón, pero eso era porque estaba bueno y
porque llevaba más alcohol en el cuerpo que cualquiera de la fiesta.
Metió la mano por debajo del vestido tocándome todo el culo, apretó
la mano y eso me puso a cien. Le cogí de la camisa para acercarlo
más a mí, cosa que era imposible, pero daba igual, quería
sentirle, y lo quería ahora. Puede que fuera por la tasa de alcohol
que llevaba en ese momento, por el calentón que llevaba o porque
Mikel se estaba follando a otra, pero me lo iba a follar esa misma
noche, para que luego me pudieran llamar puta pero con motivos. Justo
cuando iba a poner su otra mano para agarrarme del culo y cuando me
iba a coger a horcajadas alguien le llamó por la espalda y le pegó
un puñetazo, Erik no reaccionó. Yo salí de allí, salí de esa
casa y me dirigí a casa de Maria, no corrí, iba caminando,
procesaba lo que acababa de pasar, Mikel le había pegado a Erik.
-¡Laia,
espera!-gritó una voz a mi espalda, era Mikel-
Me quité los
zapatos, los cogí y empecé a correr hacia su casa. Tenía miedo de
que me cogiera, no porque me pudiera hacer algo, si no porque me
diera la razón de porqué le había pegado y me enamorase. Llegué a
su puerta, siempre había una llave debajo del felpudo, levanté el
felpudo, cogí la llave y abrí, cuando iba a cerrar la puerta
alguien entró también, estábamos a oscuras, cerró la puerta, por
lo que ya no me servía la luz de la calle para verle la cara al
menos.
-Laia.
Era Mikel, ya me
daba igual todo, ya me daba igual que me quisiera, que no, que se
follase a una y que se follase a otra, solté los zapatos y me
acerqué a él, una tenue luz de la luna entraba por la ventana
dejándome ver donde estaba él. Me subí a horcajadas a él, y le
besé. Fue el primer beso, nuestro primer beso y lo que sobresalía
de ahí era el cariño, el amor, la pasión era secundaria, pero
había, había pasión, atracción sexual y calentón, y no poco
precisamente. Después del primer beso vino el segundo, y el tercero,
se sentó en el sofá, yo todavía estaba encima de él, notaba su
erección y eso me volvía loca.
“Tienes que
parar” me decía una voz. Le tenía que hacer caso, lo tenía que
hacer. No podía caer la primera vez que le besaba.
-¿Nunca te han
dejado con el calentón?-dije cuando logré separarme de su boca-
-Nunca.-dijo
mientras me besaba el cuello-
Respiré hondo y
me levanté, me coloqué el vestido.
-Pues mira,
siempre hay una primera vez.
Subí por las
escaleras, y cuando reaccionó subió detrás mía.
-Eh, ¿a dónde
vas?-dijo Mikel-
-A dormir, ya es
tarde.
-¿Y me vas a
dejar así?-llegué al cuarto de Maria, encendí la luz y le miré,
se señalaba su órgano reproductor-
-Parece que lo
pillas.-cerré la puerta y me quité el vestido, abrió la puerta,
solo podía ser él-
| Mikel |
Abrí la puerta y
ahí estaba ella, en ropa interior, no me podía hacer esto, estaba
que me subía por las paredes, la necesitaba a ella, la necesitaba en
mi cama mientras que a la vez me dijese que siguiera, y siguiera. Y
que lo hiciéramos cuantas veces quisiéramos.
-No juegues con
fuego que te acabarás quemando.-dije con la poca voz que me quedaba-
-Eso mismo te
digo.-se giró y me miró, le hice un repaso de pies a cabeza y juro
que si en ese momento dijera ven y bésame, juro que me correría sin
haberla tocado- Conmigo no vas a jugar, no vas a hacer conmigo lo que
te plazca, no voy a estar cuando tú quieras.
-¿No quieres
pasártelo bien?
-No pienso follar
contigo, primero porque lo haré con quien de verdad quiera y segundo
porque te vas follando a cada una que pasa.
-Tú no quieres.
-Vas a tener que
cambiar, y mucho, si quieres algo conmigo.
-Pero es que lo
serio, a mi no me va.
-A mi los
gilipollas tampoco.
-Pues te has
liado con uno.
-Con dos,
contando a Erik.-sonrió, me dejaba mal, pero me encantaba, me
encanta la forma en la que me habla, como es, no hace lo que digo,
hace lo que quiere, es un alma libre y no sé si es eso lo que me
pone y lo que me incita a besarla o que es tan sumamente sexy que
siento una atracción que es más que sexual por ella-
-¿Qué quieres
de mí?-me atreví a preguntar-
-Solo te pido que
me quieras.-me pilló por sorpresa-
-No-tragué
saliva e hice una breve pausa-, no puedo quererte.
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