Y le rompió el corazón, ahí, en
medio del instituto entero. ¿Cómo puede ser capaz? Bueno, vale,
puede que ella no fuera la mejor persona del mundo y que él se
merezca algo mejor, y no lo digo por la razón de que sea mi hermano,
pero no sé, ¿estas cosas no se dicen en privado? O
a lo mejor, no le ha roto el corazón y está dando el numerito, como
para variar.
-¿No te da
vergüenza hacerle esto a la pobre chica?-dije una vez que ya me
había acercado lo suficiente como para poder susurrárselo mientras
me quedaba parada al lado de su taquilla, apoyada-
-¿Vergüenza de
qué? Si no éramos nada, solo nos liamos.
-Sí, ¿durante
tres meses?
-¿Y que más da?
-Da mucho, Mikel.
-Enana, eres un
año más pequeña que yo, ya te darás cuenta de las cosas.
-¿Pero qué me
estás contando? Tendrás un año más que yo, pero soy más madura
que tú.
-Venga, que sí,
¿quieres algo más? Está apunto de sonar el timbre para empezar las
clases.
-No, solo que no
juegues con la gente, porque un día el destino se pondrá en tu
contra y se acabarán riendo de ti.
-Está bien,
hasta entonces viviré la vida.-dijo mientras se estiraba. Pasó una
rubia de bote de los supuestos “cuerpos diez”, que iba a su
clase, y le guiñó un ojo.-
-Bueno, nos vemos
en casa, no quiero estar más del tiempo necesario a tu lado, que
luego me clasifican.
-¿Cómo qué?
¿Cómo popular?
-No, como
imbécil.-dije mirándole a él en vez de por donde caminaba, y fue
un fallo, porque me choqué con alguien.- Oh, lo siento mucho.-dije
antes de mirar quien era.- Oh, eres tú Monner, adiós.
-Adiós preciosa,
que te vaya bien el día.-no le miré, pero supe que me guiñó un
ojo. Me dan tanto asco los chicos tan superficiales que solo se fijan
en un cuerpo bonito antes de una mente brillante. Agg. Pero al fin y
al cabo no le puedo hacer nada.-
Giré en la
esquina. A primera hora me tocaba Biología, nada mejor para empezar
el día. Tras seguir el pasillo recto, subir las escaleras y entrar
en la segunda puerta a la derecha; me senté al lado de Laia, como
siempre.
-¿Novedades?-preguntó,
justo después sonó el timbre-
-Solo que mi
hermano ha dejado a su querida.-la miré, y no supe descifrar muy
bien si su cara era de asombro o de asco.-
-¿Y por qué ha
hecho semejante.. cosa?
-Pues no lo sé,
me ha vuelto a liar y no me ha dicho porqué, pero me lo dirá,
tranquila.
Entró el
profesor, sacamos las cosas necesarias para hacer la materia y
empezamos la clase. Otro día aburrido. A mitad de clase me llegó un
papelito, de parte de Laia, como no.
<<¿Alguna
novedad más?>>
<<Ninguna,
cómo se nota que no quieres atender.>>
<<¿Tanto
se nota?>>
<<Hombre,
es Biología, normal que no quieras atender.>>
<<¿Hoy no
te has encontrado con tu amado?>>
<<¿Con
quién?>>
<<¡Con
Àlex!>>
<<Ah, con
el Monner, sí, no me ha dicho nada que no me dijese otro día.>>
<<Yo te
digo que le gustas, lleva desde principio de curso contigo que vamos,
ni contigo ni sin ti.>>
<<Ya sabes
que yo nunca saldría con él, es.. Antihumano>>
<<¿El qué?
¿Su cuerpo? ¿Esa cara? Tienes que aceptar que el chico está MUY
bien.>>
<<Pues que
se quede con sus pijitas, que yo me quedaré estudiando para no
suspender y no joderme el verano.>>
Paramos de
mandarnos papelitos, ya que el profesor nos estaba mirando más de lo
debido.
El día acabó,
sin incidentes de ningún tipo.
-¿Qué hacemos
esta tarde?-preguntó Laia-
-Vente luego a mi
casa y decidimos.
-Venga,
va.-sonrió Laia- Luego nos vemos cielo.-me dio un abrazo y se fue
para su casa, justo la calle siguiente a la mía.-
Entré en mi
casa, todavía no había llegado mi hermano, ni mamá, ni papá. Subí
las escaleras y dejé la maleta en mi cuarto. Bajé y vi que había
una nota en la nevera.
<<Tenéis
la comida en el horno, no sé cuándo llegaremos papá y yo. Un beso.
Os quiere mamá.>>
Abrí el horno,
macarrones con queso. Saqué la bandeja, cogí un plato, puse
macarrones, los puse en el microondas, mientras se calentaba puse un
tenedor, un vaso y una servilleta encima de la encimera de la cocina;
saqué la bebida de la nevera y puse la tele de la cocina. Aún así,
faltaron varios segundos para que el microondas acabara. Saqué el
plato y me puse a comer, no veía nada en especial, dejé la tele
puesta, para que hubiese alguna voz, para no estar en un silencio que
permaneciera hasta llegar mi hermano. Cuando acabé, recogí todo, lo
puse en el lavavajillas y apagué la televisión. Subí a mi cuarto,
mi hermano no había llegado todavía, a saber que estaba haciendo.
Me puse a hacer los pocos deberes que habían mandado, ya que no
tenía nada mejor que hacer.
Después de una
hora y media centrada en deberes de biología, matemáticas e
historia, acabé. Me tumbé en la cama y cerré los ojos, el silencio
duró poco ya que me llegó un mensaje al móvil. Lo desbloqueé.
Laia.
<<Estoy
llegando, abre la puerta. Un beso puti.>>
Bajé y abrí la
puerta. Me la encontré a ella, como esperaba.
-Te he echado de
menos.-confesó-
-Pues claro, no
esperaba otra cosa.
Subimos a mi
habitación, me duché y me preparé, todavía no sabíamos que
íbamos a hacer pero yo me vestí. Acabamos yendo a la bolera,
nosotras dos solas, nunca hemos necesitado compañía para pasarlo
bien. Entramos, pedimos pista, cogimos los zapatos, le dijimos el
nombre que tenía que poner y pagamos.
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