domingo, 5 de agosto de 2012

CAPÍTULO 1. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias."


Y le rompió el corazón, ahí, en medio del instituto entero. ¿Cómo puede ser capaz? Bueno, vale, puede que ella no fuera la mejor persona del mundo y que él se merezca algo mejor, y no lo digo por la razón de que sea mi hermano, pero no sé, ¿estas cosas no se dicen en privado? O a lo mejor, no le ha roto el corazón y está dando el numerito, como para variar.

-¿No te da vergüenza hacerle esto a la pobre chica?-dije una vez que ya me había acercado lo suficiente como para poder susurrárselo mientras me quedaba parada al lado de su taquilla, apoyada-
-¿Vergüenza de qué? Si no éramos nada, solo nos liamos.
-Sí, ¿durante tres meses?
-¿Y que más da?
-Da mucho, Mikel.
-Enana, eres un año más pequeña que yo, ya te darás cuenta de las cosas.
-¿Pero qué me estás contando? Tendrás un año más que yo, pero soy más madura que tú.
-Venga, que sí, ¿quieres algo más? Está apunto de sonar el timbre para empezar las clases.
-No, solo que no juegues con la gente, porque un día el destino se pondrá en tu contra y se acabarán riendo de ti.
-Está bien, hasta entonces viviré la vida.-dijo mientras se estiraba. Pasó una rubia de bote de los supuestos “cuerpos diez”, que iba a su clase, y le guiñó un ojo.-
-Bueno, nos vemos en casa, no quiero estar más del tiempo necesario a tu lado, que luego me clasifican.
-¿Cómo qué? ¿Cómo popular?
-No, como imbécil.-dije mirándole a él en vez de por donde caminaba, y fue un fallo, porque me choqué con alguien.- Oh, lo siento mucho.-dije antes de mirar quien era.- Oh, eres tú Monner, adiós.
-Adiós preciosa, que te vaya bien el día.-no le miré, pero supe que me guiñó un ojo. Me dan tanto asco los chicos tan superficiales que solo se fijan en un cuerpo bonito antes de una mente brillante. Agg. Pero al fin y al cabo no le puedo hacer nada.-

Giré en la esquina. A primera hora me tocaba Biología, nada mejor para empezar el día. Tras seguir el pasillo recto, subir las escaleras y entrar en la segunda puerta a la derecha; me senté al lado de Laia, como siempre.

-¿Novedades?-preguntó, justo después sonó el timbre-
-Solo que mi hermano ha dejado a su querida.-la miré, y no supe descifrar muy bien si su cara era de asombro o de asco.-
-¿Y por qué ha hecho semejante.. cosa?
-Pues no lo sé, me ha vuelto a liar y no me ha dicho porqué, pero me lo dirá, tranquila.

Entró el profesor, sacamos las cosas necesarias para hacer la materia y empezamos la clase. Otro día aburrido. A mitad de clase me llegó un papelito, de parte de Laia, como no.

<<¿Alguna novedad más?>>
<<Ninguna, cómo se nota que no quieres atender.>>
<<¿Tanto se nota?>>
<<Hombre, es Biología, normal que no quieras atender.>>
<<¿Hoy no te has encontrado con tu amado?>>
<<¿Con quién?>>
<<¡Con Àlex!>>
<<Ah, con el Monner, sí, no me ha dicho nada que no me dijese otro día.>>
<<Yo te digo que le gustas, lleva desde principio de curso contigo que vamos, ni contigo ni sin ti.>>
<<Ya sabes que yo nunca saldría con él, es.. Antihumano>>
<<¿El qué? ¿Su cuerpo? ¿Esa cara? Tienes que aceptar que el chico está MUY bien.>>
<<Pues que se quede con sus pijitas, que yo me quedaré estudiando para no suspender y no joderme el verano.>>

Paramos de mandarnos papelitos, ya que el profesor nos estaba mirando más de lo debido.

El día acabó, sin incidentes de ningún tipo.

-¿Qué hacemos esta tarde?-preguntó Laia-
-Vente luego a mi casa y decidimos.
-Venga, va.-sonrió Laia- Luego nos vemos cielo.-me dio un abrazo y se fue para su casa, justo la calle siguiente a la mía.-

Entré en mi casa, todavía no había llegado mi hermano, ni mamá, ni papá. Subí las escaleras y dejé la maleta en mi cuarto. Bajé y vi que había una nota en la nevera.

<<Tenéis la comida en el horno, no sé cuándo llegaremos papá y yo. Un beso. Os quiere mamá.>>

Abrí el horno, macarrones con queso. Saqué la bandeja, cogí un plato, puse macarrones, los puse en el microondas, mientras se calentaba puse un tenedor, un vaso y una servilleta encima de la encimera de la cocina; saqué la bebida de la nevera y puse la tele de la cocina. Aún así, faltaron varios segundos para que el microondas acabara. Saqué el plato y me puse a comer, no veía nada en especial, dejé la tele puesta, para que hubiese alguna voz, para no estar en un silencio que permaneciera hasta llegar mi hermano. Cuando acabé, recogí todo, lo puse en el lavavajillas y apagué la televisión. Subí a mi cuarto, mi hermano no había llegado todavía, a saber que estaba haciendo. Me puse a hacer los pocos deberes que habían mandado, ya que no tenía nada mejor que hacer.

Después de una hora y media centrada en deberes de biología, matemáticas e historia, acabé. Me tumbé en la cama y cerré los ojos, el silencio duró poco ya que me llegó un mensaje al móvil. Lo desbloqueé.

Laia.

<<Estoy llegando, abre la puerta. Un beso puti.>>

Bajé y abrí la puerta. Me la encontré a ella, como esperaba.

-Te he echado de menos.-confesó-
-Pues claro, no esperaba otra cosa.

Subimos a mi habitación, me duché y me preparé, todavía no sabíamos que íbamos a hacer pero yo me vestí. Acabamos yendo a la bolera, nosotras dos solas, nunca hemos necesitado compañía para pasarlo bien. Entramos, pedimos pista, cogimos los zapatos, le dijimos el nombre que tenía que poner y pagamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario