| Maria |
Laia me preguntó
qué hacía solo con una toalla estando a bajo con Monner. Le
expliqué lo que había pasado, pero no lo del casi beso, si no de
que cuando ella había llamado yo estaba en la ducha. Todavía no
estaba segura de contarle lo que había pasado, además, ha sido un
descuido, no volverá a pasar, eso seguro.
Nos invitaron a
una fiesta, o por lo menos eso me dijo Laia, puede que no nos
juntemos con nadie más en el instituto, pero tampoco pasan de
nosotras a la hora de montar fiestas, si total, todos acabamos
borrachos y diciendo lo mucho que nos queremos. Ella ya venía con la
ropa en su super maleta, que parecía que venía para tres años,
pero bueno, me daba igual, tres, siete, nueve años y los que nos
quedan. Bajamos a bajo después de que Laia se duchara para cenar
algo antes de ir a la fiesta, pero antes llamé a mi madre desde mi
móvil para que me diera permiso, y obviamente, me dejó. No es que
fuera una madre “pasota”, es estricta, pero entiende que somos
jóvenes que estamos al lado ya de la mayoría de edad, y mi hermano
y yo siempre que nos portemos bien y traigamos buenas notas, nos
dejan. Sí, mi hermano puede ser mala influencia e ir con ellas, pero
saca buenas notas, muy buenas. Algo tendría que haber sacado bueno.
Bajamos a bajo y estaban los chicos viendo la tele.
-¿Salís esta
noche?-me preguntó mi hermano. Laia pasó a la cocina y la mirada de
mi hermano se fue al culo de ella-
-Sí.-dijo Laia,
mi hermano esperó a que continuase, pero no continuó. Dejó de
hacerle un repaso de arriba a a bajo y me miró-
-Vamos a una
fiesta que nos ha invitado, hmm.. ¿Cómo se llama Laia?
-Pedro, parece
mentira que no te acuerdes cua-la interrumpí-
-No me sé todos
sus nombres.
-Deberías
saberlos.
-¿Para qué?
-Es verdad, si
total a todos los acabas llamando igual.-reímos. Los chicos no
sabían de qué hablábamos, hablábamos de que Pedro y yo tonteamos
de vez en cuando, pero yo soy muy mala para los nombres, para los de
todos, entonces a todos los acabo llamando “cielo” o “cariño”,
para no confundir nombres-
-Pues eso, que
vamos a la fiesta de Pedro que hace en su casa.
-¿Ah sí?
Nosotros también vamos.-dijo Monner-
-Pues intentad no
poneros muy cerca nuestra en la fiesta.
-¿Por
qué?-preguntó Mikel-
-Porque si no no
se nos acercan los chicos.-dijo Laia mientras sacaba de la nevera
jamón york y queso, aproveché para coger el pan bimbo-
-O a nosotros no
se nos acercan las chicas.-dijo Mikel-
-Pues ya está,
no os acerquéis y no habrán problemas.
Hicimos nuestra
cena, que consistía en sandwiches de jamón york y queso. Cenamos y
fuimos a prepararnos. Laia cogió su vestido negro, apretado, corto,
con el cual se veían todas sus perfectas curvas.
-Eres una puta,
yo también quiero que me queden así los vestidos.-dije mirándola-
-Te faltan tetas,
solo eso.-rió y le tiré un cojín-
Se puso los
zapatos mientras yo me ponía el vestido, era blanco, ajustado igual
que el de Laia, pero un poco más largo. Ya que el suyo era para
profesionales que hicieran lo que hicieran no se les veía nada, yo
prefería no arriesgar. Me puse unos zapatos de tacón de aguja
blancos, y Laia negros, íbamos a ir completamente de un solo color,
el tema de la fiesta era nosequé de los colores, y cada uno tenía
que “llevar” un color. Nos pintamos, pero desafiamos al comité
de la fiesta poniéndonos un rojo apasionado, seductor, lo que viene
siendo el “rojo putón”. Salimos de la habitación, bajamos las
escaleras y le grité a Mikel que cerrara cuando saliera. Nos
dirigimos a la casa donde se iba a hacer la fiesta, cuando llegamos
ya habían empezado, entramos, había gente de todos los colores,
todos y cada uno de ellos, desde el morado hasta el plateado, dorado,
rosa, verde, amarillo, azul.. Todos los colores, obviamente los
colores se repetían, demasiadas veces por ser tanta gente. Saludamos
a unos cuantos y nos fuimos a donde se suponía que estaba la bebida.
Cogimos dos vasos y nos hicimos un cubata, empezábamos flojo, pero
ya habría más alcohol el resto de la noche. Salimos de la cocina,
donde estaba la bebida y fuimos a lo que venía siendo el comedor,
con sofás y demás tipos de decoración apartados.
-¿Nos
conocemos?-dijo una voz a mi espalda, Laia lo tenía de frente,
estaba detrás mía- Pero Laia, ¿no me presentas a tu amiga?
-¿Eres tonto? Es
Maria.-me giré, era Isaac-
-Que tonto que
eres-reí-, ¿no me reconoces? Pues hijo mío, con todo lo que hemos
pasado y vivido ya lo podrías hacer.
-Un descuido lo
tiene cualquiera.-me dio un abrazo y dos besos, igual que a Laia-
-Y bueno, ¿qué?
¿Ésta noche pinchas tú?-dije-
-Sí, tenéis
delante vuestra al DJ, ¿alguna petición?
-No, nos gustan
todas tus canciones.-dijo Laia uniéndose a la conversación-
Al cabo de un
rato nos despedimos de Isaac, ya que ya le tocaba pinchar, fuimos en
medio de la pista, y ya con el tercer cubata empezamos a bailar.
| Narrador |
Las chicas no se
habían fijado de cuando habían entrado los chicos, ellas estaban
bailando en medio de la pista, donde todos las veían, eran el centro
de atención, por lo menos, los chicos no dejaban de mirarlas. Pero
los chicos sí que se habían fijado en ellas, desde que entraron no
les quitaron un ojo de encima, y a más de uno Mikel les tuvo que
decir: “Eh que es mi hermana y la otra ni mirarla.” Alguno ya le
había preguntado que qué más daba que fuera su hermana, a lo que
Àlex se adelantaba a responder y decía “mírala todo lo que
quieras, pero como la toques, te las verás conmigo”, cada uno
defendía a su chica, inconscientemente. Su chica, que bien sonaba,
lo habían pensado, su chica, y es que sonaba tan bien que no se
cansaban de decirlo. Àlex ya estaba cabreado por haber en esa fiesta
“tanto idiota suelto”, y es que en verdad ellos no estaban
invitados, pero fueron, para vigilarlas, para que nadie se acercase,
para que ningún subnormal hiciera nada que no debería de haber
hecho y se arrepintiese.
En una hora, hora
y media los chicos ya estaban con ellas, no podían estar más tiempo
separados de ellas cuando estaban en una misma habitación, las
chicas ya llevaban unas cuantas copas, y no distinguían a nadie ya,
no sabían con quien estaban, no sabían nada, en ese momento les
podías preguntar como se llamaban que te iban a responder de todo
menos su nombre.
| Maria |
-Bueno guapo-le
dije al chico que estaba a mi lado, que no distinguía muy bien-, voy
al baño, ahora vengo.-dije-
-Yo te
acompaño.-me dijo Laia, íbamos perjudicadas y eso se notaba en
nuestras voces. No sabíamos con quién estábamos exactamente, ya
que las luces estaban apagadas y solo habían unas pocas luces que
eran de colores que rondaban por toda la sala, además que habían
puesto una especie de motor que echaba humo-
-¿Seguras? ¿No
necesitáis ayuda?-no sonó como el típico chico que quería hacer
algo en el baño, si no que estaba preocupado por algo o por..
nosotras-
-Tranquilo,
controlamos.-dijo Laia-
-Pues como
controléis igual que como con el alcohol bien vamos.-dijo el otro
chico-
Fuimos al baño
para refrescarnos un poco, nos pusimos agua por la cara y antes de
entrar cogimos dos botellas pequeñas de agua. Nos mojamos la cara y
la nuca, nos secamos la cara y bebimos cada una una botella de agua.
Ahora íbamos un poco mejor, no es que fuera un cambio brutal, pero
ahora diferenciábamos la cara de cada persona. Nos volvimos a
maquillar y antes de salir cogí a Laia.
-¿Quiénes eran
los chicos con los que estábamos antes de entrar?-pregunté-
-Llámame loca,
pero creo que estábamos con tu hermano y su querido amigo.
-¿Estás segura?
-No lo sé.
Salimos fuera,
todo seguía igual, la oscuridad con las luces parpadeantes de
colorines y humo por todas partes.
-Vale, dudo que
estuviéramos con ellos.-dijo Laia y miré hacia donde ella estaba
mirando, eran ellos dos, con dos chicas, tonteando con ellas,
bailando-
-Por fin
salís.-dijo una voz a mi espalda, me giré-
-Hola
Isaac.-dije- ¿Estábamos con vosotras antes de entrar?
-Sí.-dijo su
amigo, era Erik, iba a nuestro instituto, como Isaac los dos iban con
mi hermano y con Monner a clase, pero no se llevaban bien- Hombre
Laia-sonrió-, que guapa que estás.
-Sí,
monísima.-dijo por lo bajo-
-¿Bailamos?-dijo
Isaac mirándome-
No hay comentarios:
Publicar un comentario