| Laia |
Empecé a bailar, y cuando vi que había
perdido de vista a Maria subí a una especie de tarima con una barra,
empecé a buscarla, pero no la encontraba, me fijé en un chico
moreno que estaba con una chica tonteando, era Mikel. Impotencia.
Asco. Pero sobre todo, dolor. Una punzada en mi corazón hizo que se
acabara de romper del todo. Con razón me había dejado, ni una
semana podía estar con una chica. Miré a los chicos que tenía
debajo, todos me miraban, esperaban algo. Esperaban a que bailase.
Empecé a bailar en la barra, empezaron a gritar, vinieron más
chicos, y cuando miré a Mikel me estaba mirando, me miraba enfadado,
pero a él qué más le daba, si no estábamos juntos. Seguí
bailando mientras le miraba, mientras él me sostenía la mirada,
quería ver cuánto aguantaba, cuánto aguantaba viéndome bailar
para otros chicos. Lo perdí de vista un momento, ya que me giré
para hacer un movimiento, pocos minutos después alguien me bajó de
la tarima a la fuerza, era Mikel, me había cogido como a un saco de
patatas. Me sacó fuera.
-¿Qué coño haces? ¿Por qué me
sacas?-dije una vez que me dejó, por fin, en el suelo-
-¿Tú te has visto?-me miró de arriba
a abajo, y sé que en sus ojos hubo un destello de deseo-
-Sí, yo bailaba mientras tú estabas
con esa zorra, todos contentos, ¿no?-hice una mueca de asco al
recordar a la que le estaba sobando-
-¿Estás celosa?-rió-
-Por mí como si te la follas.-hice
amago de irme, pero no lo conseguí, porque me cogió de la muñeca y
me giré-
-No te importa, ¿verdad?-sonrió-Además,
¿tú la has visto? Está buenísima.-puso un mechón detrás de mi
oreja-
-¿Te pone?-le separé de mi dándole
un empujón, pero volvió, siempre volverá-Me alegro mucho,-forcé
una sonrisa falsa-de verdad. Pero dudo que te ponga tanto como yo.-me
acerqué a él mientras le acariciaba el cuello con la yema del dedo
anular de la mano derecha- Acéptalo, yo te pierdo, y solo con
tocarte te vuelves loco.-subí el dedo al llegar a sus labios y un
escalofrío recorrió todo su cuerpo-
-No es verdad, y lo sabes.-quité el
dedo de sus labios y justo después pasó la lengua por ellos-
-Sí que lo es,-le guiñé un ojo-y el
que estaba celoso eras tú,-le di un pequeño e indoloro golpe en el
pecho-que me has sacado.
-No estaba celoso.-me cogió de la cara
y me sonrió-
-Vale, pues déjame, que voy a hacer un
streptease.-cogí sus manos y las aparté de mi lo más lejos que
quise. Y no voy a mentir, las dejé que cayeran por su propio peso,
pero que no fueran muy lejos de mi, porque como tuviese que vivir sin
sus caricias podría morir-
-¿Cómo una puta?-le salió solo,
estaba rabioso, no podía hacer nada para que no me fuera con otros
porque, ¿quién era él para impedírmelo? Nadie-
-No, como una puta no, se lo voy a
hacer a Erik.-se giró y le metió una patada a un pobre cubo de
basura que estaba en la calle, la basura no tenía culpa ninguna de
que él fuera tan gilipollas. Suspiré una vez que se estaba yendo y
reaccioné antes de perderle, antes de perder al amor de mi vida, le
grité- Trágate de una puta vez el orgullo y dime que me quieres.-se
giró y me miró, vi en sus ojos un destello de alegría al ver que
no quería perderle-
-Trágate tú el tuyo y dime que estás
celosa.-dijo acercándose a mí-
-No voy a admitir algo que no es
cierto. En cambio tú me quieres, ¿verdad?-sonreí. Sólo por el
hecho de que lo tenía en frente, sonriendo victorioso-
-Te quiero hasta el fin del mundo y más
allá.-me agarró de la cintura y me atrajo a él-
-Eres un completo gilipollas, ¿qué
coño hacías con esa?-dije tocándole el pelo, una vez que le había
rodeado el cuello con mis brazos, mirándole dulce. No podía
discutir con él, es que no puedo, ¿no lo entendéis? No puedo
perder a lo más bonito que me ha pasado nunca-
-¿Hemos vuelto?-dijo poniéndome un
mechón detrás de la oreja-
-Responde.-dije apartándome de él,
pero poco-
-Mi celosilla,-rió con esa risa
nerviosa- tenía que hacer algo para llamarte la atención.-dijo
volviéndome a acercar y tocándome suavemente la mejilla-
-Te odio. ¿Y si te hubieras liado con
ella?-le miré a los ojos y sonrió-
-¿Lo he hecho? No, pues ya está.-cogió
mis manos y las posó suavemente al rededor de su cuello-
-Lo ibas a hacer.-dije a pocos
centímetros de su boca-
-Tú seguro que te liabas con alguno de
la fiesta.-pasó su lengua por esos deliciosos labios que me volvían
loca-
-¿Lo he hecho? No, pues ya
está.-sonreí con mi media sonrisa que me caracterizaba, o eso
decían-
-Me encantas.-dijo dándome un suave
beso-
-Te pongo más que la zorra esa,
admítelo.-dije una vez que paró de besarme-
-Admito lo que quieras, menos eso.-dijo
volviéndome a tocar la mejilla-
-Vete a la mierda.-dije separándole de
mí, me giré para irme y me cogió de la muñeca para darme la
vuelta-
-Me pones más que cualquiera. -me
acercó a él y buscó mis labios pero giré la cara-
-Me duele la cabeza.-dije, únicamente-
-¿No me vas a hacer un
streptease?-rió-
-Me duele la cabeza.-le guiñé un ojo
y por fin entendió lo que le quería decir-
Fuimos a su casa, subimos a su
habitación y cerró la puerta, se acercó a mí.
-¿Segura de que lo quieres hacer?-me
cogió de la cintura-
-Estoy segura de todo si es
contigo.-dije poniendo mis manos en su cuello-
Me besó, ojalá ese beso hubiera
durado toda la vida, así no discutiríamos más, no nos pelearíamos,
no nos pondríamos celosos. Seríamos felices, felices besándonos.
-¿Sabes qué?-susurró entre beso y
beso-
-Dime.
-Si no lo quieres hacer, no importa.-me
separé-
-Estás pesadito, si estoy aquí, en
esta habitación contigo es por algo, ¿no?-suspiré-Nadie me está
obligando, ni me ponen una pistola en la cabeza para hacerlo.
-Lo siento cariño,-hizo una breve
pausa-pero es que no quiero hacerte daño, quiero que sea dulce,
quiero que no lo olvides, no quiero dejarme llevar por un calentón
tonto, quiero hacerlo porque lo siento.
-Ah, ¿no lo sientes?-dije cruzándome
de brazos-
-Claro que lo siento, tonta.-dijo
separando mis brazos para volverlos a poner en el lugar del que nunca
tendrían que haberse quitado-
-Calla y bésame.
Volvimos a besarnos, lentamente, nos
tumbamos en la cama, y entre besos y caricias nos quedamos dormidos.
Me desperté, no podía creerme que no hubiera pasado nada entre
nosotros dos, la atracción sexual entre nosotros se ve a kilómetros.
Me levanté de la cama y fui al baño de su habitación para lavarme
la cara, oí un ruido, y justo después, me llamaban. Salí del baño,
el ruido era él, que se había sentado en la cama, y la preciosa voz
que pronunciaba mi nombre era suya, jodidamente sexy.
-¿Qué quieres?-dije apoyándome en el
marco de la puerta-
-Creía que te habías ido.-se pasó
las manos por los ojos para despejarse-
-¿Por qué bebé?-reí-Yo no me voy a
ir a ningún lado, no me moveré de tu lado si tú no me lo pides.
-No te lo pediré nunca.-puso cara de
niño pequeño, si hubiera sido por mi, me lo habría comido-
-Eso espero. Pero si alguna vez sobro,
dímelo.
-Si alguna vez sobra algo de ti, será
tu ropa. Y ahora mismo sobra, así que deshazte de todas las cosas
que lleves puestas y hazme el favor de tirarlas donde no pueda
verlas.-se levantó y en cero coma lo tenía a mi lado, notando como
su corazón y el mío competían por cual iba más rápido-
Y volvió a besarme como había hecho
horas antes, con esas ganas, inclusive con más. Me quería, lo
notaba en él, lo notaba en sus ojos y en sus palabras. Ya no podía
dar marcha atrás, una historia estaba comenzando, y le había
prometido un “para siempre”, no puedo fallarle, por lo menos, no
a él.
Me quitó el disfraz que seguía
llevando, y tiró toda mi ropa por distintos sitios de su habitación
que dudo que a la mañana siguiente pudiese encontrar. Me deseaba, le
deseaba. Me quedé en ropa interior en poco tiempo, como él. Me
besaba inconscientemente, buscaba mi boca cada vez que me separaba, y
juro que me vuelve loca el tacto de su piel en la mía, me vuelven
loca sus besos, y esa lengua que tiene, que si por él fuera, estaría
dentro de mi boca la mayor parte del día. Paró, sabía que iba a
volver a parar, a dejarme con las ganas, sabía que él quería pero
tenía miedo por mí.
-De ninguna de las maneras des marcha
atrás.-susurré una vez que me alejé de su boca- No justo cuando
acabas de sacarte el permiso de conducir tus manos por mi cuerpo.
Y allí nos quedamos, fuera la hora que
fuese, con las persianas bajadas y dándonos múltiples besos por la
mayor parte del cuerpo. Nos necesitábamos ambos, nos necesitábamos
siempre, en cualquier momento.
| Maria |
-Yo seré tu princesa, ¿pero qué me
dices de Samanta?-dije una vez que había salido de mi embobamiento-
¿Eh?-le separé de mi de un empujón, pero fue leve, por lo que no
se separó de mi mucho- ¿Para qué coño voy a querer ser tu
princesa si vas a tener a otra que la vas a tratar como a una reina?
-No confundas las cosas, ella a mí me
gusta muchísimo, me encanta,-suspiró, cerró los ojos y continuó-
¿pero sabes qué? Tú le das mil vueltas, ¿y sabes que más?
-Que-hizo una pausa-, vamos dime.-dije
de mal humor, no soportaba estar ahí hablando de cuánto le gustaba
Samanta-
-Que a ti te quiero joder.-suspiró y
abrió los ojos, algo había tocado mi corazón, algo me dejó sin
respiración por un segundo e hizo que el resto de mi vida no
volviese a respirar igual.-
-¿No ves que todo esto es un puto
error?-dije negando, me obligarme a hacerme la idea de que Monner no
me iba a querer, que en ese instante no lo hacía ni lo iba a hacer-
¿Que Samanta se volverá a cruzar en nuestro camino y nos
separará?-suspiré- No quiero hacerme ilusiones para que luego las
rompas. Yo no soy juguete de nadie, no te creas que puedes jugar
conmigo y cuando te aburras dejarme ahí tirada, no pienses que
cuando quieras volver a jugar conmigo seguiré ahí, donde me
dejaste.-hice una pausa y continué- Y no te pienses que por decirme
cuatro cosas bonitas me tienes comiendo de la palma de la mano.
-Deja las putas inseguridades a un lado
de una vez,-bajé la mirada y miré al suelo- deja de preocuparte por
Samanta, es a ti a quien quiero, no a otra, céntrate más en nuestra
relación, es de dos, no de tres.-cada vez subía más el volumen,
pero yo no entendía porqué, yo no entendía porque me tenía que
gritar, pero en el fondo sabía con toda certeza que él me quería y
estaba cansado de repetirme que si yo le pidiese que viniera conmigo,
él lo dejaba todo, absolutamente todo, para venirse conmigo, no lo
decía en voz alta pero sus ojos son transparentes, por lo menos para
mi y sabía que me quería decir cada día, a cada hora- No quiero un
jodido triángulo amoroso, quiero un perfecto y maravilloso infinito
contigo.
-No puedo dejar las inseguridades
porque tengo miedo.-me cogió la cara e hizo que le mirara-
-¿Miedo? ¿¡A qué!?
-A quererte y luego perderte, joder.
¿No te enteras? Tú no eres un juego para mí. Y si no te gusto como
soy, con mis inseguridades y mis complejos, te puedes estar yendo,
porque no cambio ni por nada ni por nadie.-hubo una breve pausa-
-¿No lo entiendes? ¿No ves que no
quiero cambiar nada de ti? No quiero cambiarte, si estoy locamente
enamorado de ti es porque eres tú misma.-me costaba asimilar todo lo
que estaba pasando, todo lo que nos estábamos diciendo. Sonreí-
-Bien, porque lo único que vas a poder
cambiar de mí va a ser mi próximo movimiento, el ritmo y la
temperatura.-sonrió y me acercó a él-
Porfavoooooooooooooor!!! Menudo capi nena. Me he puesto mala malita malaa (8) Ojala viniese el Monner a decirme eso a mi. Y Mikel es lo más abrazableachuchabledelmundoentero! Pena que ya queden poquitos capiss :'(
ResponderEliminarun beso. <3
@NataliiaFUCKOFF
Kddfjsdlfjldsflj yo con esta novela muero de amor, enserio lo digo.¡Siguiente YA! :D
ResponderEliminar@eerriiiiccaa_MI
Jopetas, esto no se puede acabar ya en dos capitulos, exijo más he! JAJAJA me encana en serio. Soy _justadreambig
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