miércoles, 8 de agosto de 2012

CAPÍTULO 16. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias.

| Mikel |

Ya era de noche y Laia estaba en su casa terminándose de arreglar. Me puse colonia y salí de casa para ir a buscarla. Piqué a su puerta y salió ella, preciosa. Con un vestido azul turquesa impresionante.

-Estás preciosa.-sonreí-
-Tú también cariño.-sonrió y me besó- ¿Dónde están los otros?
-Sorpresa.-sonreí- Sólo vamos tú y yo.
-Que malo que eres.-dijo negando con la cabeza-

Nos dirigimos a aquel restaurante que a partir de hoy, para nosotros, lo significaría todo. Llegamos, dije que la mesa estaba a mi nombre y nos pusieron donde les había pedido específicamente por teléfono que nos pusieran. Era un tipo de reservado con un pequeño escenario al lado, el cual no se veía porque las luces que lo enfocaban estaban apagadas. Había un micro y una guitarra, tal y como había pedido al restaurante. Pedimos y cuando venía el postre Laia fue al baño, aproveché la ocasión para hablar con el camarero y pedirle que cuando ella llegase y viera que no estaba, encendiera las luces. Subí al escenario, cogí la guitarra y me senté en un taburete que me habían puesto, acerqué el micro, y esperé.

| Laia |

Salí del baño y me dirigí a donde estaba nuestra reserva. La verdad es que estaba encantada con él, con el sitio, con sus ojos que me miraban de una manera especial, estaba encantada con todo, porque ahora mi mundo era exclusivamente de rosa, estaba enamorada y lo podía gritar a los cuatro vientos si hiciera falta. Llegué a nuestra mesa y no estaba, no estaba sentado, me di una vuelta sobre mí misma y no lo vi, me preocupé, ¿qué coño pasa? ¿Dónde está? ¿No me quiere? ¿Se ha ido? Eran demasiadas preguntas que me abatían y yo sólo era una, una contra el mundo en aquellos momentos. Las lágrimas amenazaban con salir a toda velocidad una vez que estuviera sola, me giré y miré al camarero.

-Pe..-tenía voz ronca, no podía hablar, me aclaré la garganta y con las pocas ganas de hablar que tenía, pronuncié unas pocas palabras- Perdone, ¿sabe por casualidad dónde está el chico con el que estaba?

Y se giró y no me dijo nada.

-Perdone, le estoy-mi voz fue interrumpida por una voz angelical. Alguien cantaba al final de la sala, y era él, encima de un pequeño escenario, con una guitarra, cantando-


És de nit.. -sonrió, estaba nervioso, pero lo hizo por mí, siguió por mí-
És tot fosc... -sonrió-
Estic sol i no hi ha ningú... -se encogió de hombros, empecé a caminar hacia él, poco a poco-
És de nit... -cogió aire y siguió-
Un record... -soltó una risa nerviosa-
Dins el cor, ella hi és a dins... -asintió mientras me miraba, y yo, como una tonta, me emocionaba-
Els seus ulls són brillants -me sequé una lágrima que caía por mi mejilla-
i un sumriure extrabagant -y me hizo sonreir, como una completa tonta, o mejor dicho, como una completa enamorada-
ja no i és l'he perduda-negué con la cabeza, él nunca me iba a perder-
va marxar lluny del meu abast -hizo una mueca triste-
i sempre estarà al meu cor... -sonrió, él también estaba apunto de llorar, se le veía en los ojos, eran demasiado brillantes-

Sense tu jo no puc, – y era verdad, se le veía en los ojos, no puede sin mí y yo no puedo sin él-
sense tu si no hi ets,
sense tu jo no sóc ningú... -y se le calló la primera lárgima, que hizo que a mi me siguiera la siguiente, que no era la segunda, ni mucho menos-
Sense tu jo no puc -se encogió de hombros y negó con la cabeza, queriendo decir “esto es así, no puedo si no es contigo”-
sense tu si no hi ets ,
sense tu jo no sóc ningú...

És de nit...
És tot fosc..
No estic sol no ho estic
tu estas amb mi -sonreimos los dos, a la vez-
i els teus ulls són brillants -como los tuyos, susurré-
i un sumriure extrabagant -como tu sonrisa, que me vuelve completamente loca, pensé-
i sempre estarà al meu cor...

Sense tu jo no puc,
sense tu si no hi ets,
sense tu jo no sóc ningú...
Sense tu jo no puc,
sense tu si no hi ets,
sense tu jo no sóc ningú.. -paré delante de él, le miraba a los ojos, me miraba a los ojos, seguía cantando y mi corazón cada vez latía con muchísima más fuerza, y sé que amenazaba con salir de mi pecho-

Nooohhoo

si no estas aquí, -se levantó y dejó de tocar la guitarra para coger el micro y bajar el escenario para seguir cantando-
si no estas amb mi, -me colocó un mechón detrás de la oreja-
jo no et puc mirar, -“y eso es lo único que deseo” le dije yo-
jo no et puc sentir, -se mordió el labio y reí-
si no estas aquí,-cogió mi mano y la puso encima de su corazón, su corazón y el mío iban al mismo ritmo-
si no estas amb mi,-cogió mi mano y la apretó con fuerza-
jo no et puc tocar, -tocó mi brazo suavemente, provocando que la piel se me pusiera de gallina-
jo no et puc bessar, -hizo una pequeña pausa para darme un leve beso-
i sempre estaràs al meu cor.... -cogió mi mano y la volvió a poner en su corazón, que me pertenecía, y el mío, que era completamente suyo-

És de nit....


Salimos de allí una vez que acabamos abrazados después de que me hubiese cantado esa preciosa canción. Lloré, claro que lloré, por el amor de Dios, ¿cómo no iba a llorar? Si es lo más bonito de este mundo. Me secó las lágrimas cada dos por tres y me repetía una y otra vez “no llores pequeña, si lo llego a saber, no te canto” y yo le respondía “es lo más bonito que me ha pasado, no dejes de cantar en tu vida, ¿me oyes? Esa voz de ángel llegará lejos”, y yo estaré ahí cuando llegue hasta el infinito y más allá, apoyándole. Llegamos a su casa, ya era de noche, subimos a su cuarto y nos tumbamos en la cama, hablamos y reímos hasta que me quedé dormida encima de su regazo.

Un nuevo día asomaba y yo me desperté completamente, miré por todos lados, pero ahí no estaba mi niño. Bajé a bajo y seguía sin estar, pero al pasar por al lado de la cocina escuché una voz de chica en el baño, y precisamente no era ni de la madre de Maria ni de ella, me acerqué a la puerta y la abrí. Ahí estaban los dos, besándose como posesos y mis ojos derramando lágrimas sin ton ni son.

-Esto es así, Laia.-dijo una vez que me miró-

Repetía una y otra vez Mikel, todo se volvió borroso, todo daba vueltas y caí al suelo.

Desperté en una cama, en la de Mikel, tenía los ojos mojados y me asusté al verle a mi lado.

-¿Quién era ella?-le preguntaba mientras las lágrimas salían de mis ojos sólo al verle-
-¿Quién era quién, princesa? No hay nadie.-me cogió del brazo y sonrió, me solté-
-Sí, la chica con la que estabas en el baño, tú me decías que eso era así, y me mareé, y he despertado ahora.-otra lágrima cayó y él la secó-
-Laia, era un sueño, una pesadilla, mira el día en el que estamos,-cogió su móvil y me enseñó la fecha-sigue siendo el mismo que cuando te canté, no ha llegado todavía ni la media noche, te has quedado dormida enseguida.

Le abracé y comencé a llorar.

-Era tan real, te juro que me lo he creído todo, por favor, no te vayas con ninguna.-él me tranquilizaba, era el único que me podía tranquilizar-
-Tranquila, no me iré con ninguna que no seas tú, princesa.-acariciaba mi pelo con un tacto y un cariño que dudo que otro chico lo pudiera hacer-
-No sé si sabrás de verbos, pero voy a conjugar mi lengua con la tuya en todos los tiempos.-reí ante tal comentario que me había acabado de salir, pero apenas paré de reír ya tenía a Mikel encima besándome, yo me reía pero él seguía besándome, él me besaba, yo le besaba, y entre medias sonrisas, risas y “te quiero”'s.-
-¿Dormimos?-dijo una vez que se puso a mi lado-
-Tengo miedo de que la pesadilla vuelva.
-¿Quieres que te cante?-sonrió, asentí y cerré los ojos, comenzó a acariciarme el brazo-

Dorm, ja fa molt temps que tot és fosc
I a poc a poc entres al meu món,
On tot és possible si em segueixes
I deixes de tenir por. -acarició mi mejilla y me besó-

Dorm, tens tota la nit per descobrir-se acercó a mi oreja y susurró aquellas palabras que me pusieron la piel de gallina-
Només si tu vols, somia amb mi.
Jo et portaré per molts camins-cogió mi mano y la besó-
Fins que el sol ens sorprengui al matí.

Llums de colors mai s’apaguen al teu cor;-sonreí y noté un leve peso sobre mi boca, era él que sonreía encima mía mientras me besaba-
Trens i un destí, l’horitzó.

Dorm, ja queda menys per arribar.
Dir adéu mai no t’ha agradat-susurró a mi oido, y era verdad, no me gustaba nada decir adiós-
Sempre ens quedarà demà
Per continuar somiant.

Llums de colors mai s’apaguen al teu cor;
Trens i un destí, l’horitzó.


| Maria |


-¿Y bien? ¿Que me dices?-dijo Monner sonriendo-
-¿Vas a mirar el móvil?-reí-
-Respóndeme, ¿quieres salir conmigo?

Su móvil sonó. Un mensaje. Pasó por encima mía y lo cogió, lo leyó y bloqueó el móvil.

-Cariño, me tengo que ir.-sonrió- Piénsate la respuesta, ¿vale?
-¿Pasa algo?-fruncí el ceño-
-Oh, no, nada, tranquila.-me besó- Mañana nos vemos, ¿vale? Te quiero.

Y antes de poder decirle algo, ya salía por la puerta vestido y con los zapatos puestos. Me extrañó mucho, ¿qué pasaba a estas horas? Me levanté de la cama y me di un baño de una hora bien larga, en verdad no sé cuanto estuve, mucho más de una hora segura, porque me quedé dormida y cuando salí estaba arrugada como una completa pasa. Cuando salí el móvil sonaba, miré la pantalla: Isaac.

-¿Hola?-dije cogiendo el teléfono-
-¡Mar!-dijo Isaac al otro lado del móvil
-Dime, ¿pasa algo?
-No, sólo que estoy en una fiesta, y creo que te gustaría saber que tu.. ¿Que es Monner para ti, precisamente?-dijo con un cierto tono de asco-
-Al grano.
-Está por aquí tu querido lo que quiera que sea, está con una chica rubia, y sólo quería preguntarte que si habéis roto que yo te puedo dar el cariño que necesitas.
-¿Por qué iba a creerte?
-¿Quieres que te mande un Whats App con una foto?
-Está bien, así al menos te podré creer.

No hizo falta colgar, me llegó el Whats App, y efectivamente era él, estaba de espaldas, pero lo conocía como a la palma de mi mano, iba hacia una especie de reservado y allí dentro, detrás de las cortinas, por lo que se podía apreciar había una guarra la cual los padres le pusieron por nombre Samanta.

-¿Dónde estás?-dije con toda la rabia del mundo-
-¿Sabes dónde está “Abracadabra”?
-¿La discoteca que tiene piscina?
-Sí, la cual está desierta y no sé el motivo, si quieres nos podemos ba..-colgué antes de que dijera cualquiera de sus burradas-

Saqué un vestido rojo del armario, unos zapatos de tacón de aguja rojos, me pinté por encima, me recogí el pelo y salí de casa. Ya me encargaría de entrar después. Al cabo de una media hora llegué a la famosa discoteca, se solía tardar tres cuartos de hora, pero sabiendo los atajos una media hora como mucho, y claro, con tacones no era muy fácil caminar. Entré por la puerta después de que el portero me abriese la puerta, sonaba la canción de “Tacata” a todo volumen. Miré por todas partes, para poder descubrir donde estaba Isaac, pero para mi sorpresa encontré antes a Monner que a Isaac. Entré en el reservado, estaba de espaldas a mi, y como Samanta, digamos que no es muy alta no me vio.

-A ti no sé, pero a este suelo le combina de puta madre el color azul de tu camiseta.-dijo Samanta acercándose a él-
-A ti no sé, pero mi puño queda de puta madre en tu cara.-dije acercándome, separándolos y mirándola a ella- Das asco.-dije mirando a Monner, salí de ahí, tenía claro que no iba a llorar, por lo menos delante de tanta gente, me choqué con Isaac unos cuantos metros más allá.

-Hola preciosa.-dijo cogiéndome de la cintura-
-Hola precioso.-dije poniendo mis manos al rededor de su cuello-
-¡Maria! ¿Puedo hablar contigo?-dijo Monner una vez que estaba a mi altura-
-Creo que tenemos algo pendiende, ¿no es así?-le dije a Isaac sonriendo-
-¡Maria! Que no era lo que parecía, coño. Si me dejases explicarte, sólo necesito qu..-Isaac le interrumpió-
-¿Quién coño te crees que eres para hablarle así?-salió en mi defensa Isaac-
-Tú no te metas.-le dijo Monner, pero Isaac siguió, por lo que Monner, le metió un puñetazo. Calló rendido al suelo, y antes de poder decirle cualquier cosa me había cogido como a un saco de patatas y por lo que se ve, me sacaba fuera-
-¡Déjame, imbécil!-dije bajándome-
-Está bien, pero sólo si me dejas explicarte una cosa.-me tenía agarrada por los brazos, y como era más fuerte que yo no podía intentar escaparme-
-¡Que me dejes! ¿No lo entiendes?
-O me dejas explicarte lo que te tengo que decir, o vamos los dos al agua.
-¿No entiendes el castellano? ¿¡Cómo quieres que te lo diga!?

Avisada estaba, me cogió y fuimos directos al agua de la piscina de aquella discoteca.

-¿¡Qué coño haces!?
-Estás preciosa.-sonrió e intentó acercarse a mí-
-¿No entiendes que no te quiero volver a ver? ¿Para qué me has pedido salir? ¿¡Eh!? ¿Para qué? ¿Para hacerme ilusiones y luego dejarme? ¿O jugar a dos bandas? Ah, no, que solo jugarías conmigo.
-¡Maria! Sólo estaba aquí porque ayer tenía un collar para ti, me lo traje a la fiesta, y cuando volvimos a tu casa lo busqué pero no lo encontré, lo tenía Samanta, y por la única razón por la que he venido ha sido para recuperarlo.-hizo una pausa- Y tengo una sorpresa para ti, puede que parezca una locura, o muy precipitado, pero.. -se levantó la manga izquierda de la camisa y había una gasa que cubría la mayor parte del músculo-
-¿Qué coño es eso?
-Destápalo, me lo he hecho hoy. Me lo he hecho cuando he salido de tu casa, antes de ir a ver a Samanta me he pasado por un tatuador.
-Sabes que eso es apra toda la vida, ¿no?-dije antes de ver el tatuaje-
-Como mi amor por ti. Es eterno.

Le quité la gasa y miré lo que ponía:


Infinito princesa, lo nuestro es de dos Maria.

-¡Estás loco!
-Pero sólo por ti. ¿No lo entiendes? Me importa todo una mierda, sólo te quiero a ti. Me he tatuado esto por ti, porque sé que llegaremos lejos, bien lejos, y puede que sea una locura, como tantas otras de las que he hecho, pero de esta no me arrepiento ni de lo más mínimo, porque estoy enamorado, estoy loco por ti hasta las trancas, y no pasará ningún día en el que no piense, cuanto te quiero. Con razón iré fardando de novia, cuando vaya contigo de la mano y con el tatuaje al aire libre para que lo vean.
-¿Novia? ¿Alguien te ha dado una respuesta?
| Àlex |

-¿Novia? ¿Alguien te ha dado una respuesta?-tragué saliva, esto no podía acabar aquí porque pasara lo que pasara en aquellos metros cuadrados de piscina sé que volvería a conseguir que fuera mía. Me quité el collar que llevaba puesto y se lo puse a ella-¿Qué pone?
-Tiene nuestras iniciales escritas detrás del corazón.
-Te has vuelto un cursi.
-Pero este cursi te encanta.
-Este cursi es mi novio, y que ninguna guarra se le acerque.
-¿Entonces es un sí?-la cogí y la abracé, le di unas cuantas vueltas y luego la besé, la besé por toda la cara-

Y en esa piscina, uno de nuestros tantos recuerdos que quedarán para nosotros, para contarles a nuestros hijos y nietos, me di cuenta de algo, de que verdaderamente estaba enamorado, de que se me había parado el corazón al verla con Isaac, de que si no es con ella no quiero a otra, porque por mil que me vengan ella vale por un millón, y por todas las chicas de este mundo y de todo el universo si hay vida en otros planetas. Y me di cuenta de una cosa más, que no volvería a confundir nunca más el “ni una más” por “ni una más que no sea ella”.


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Bueno amroes, aquí acaba la novela de "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias" espero que os haya gustado. Un beso.<3

CAPÍTULO 15. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias.


Y allí nos quedamos, en el baño de aquella casa que hacía una fiesta de disfraces apartados de nosotros. Ellos se divertían, nosotros sentíamos, ellos bailaban y nosotros hacíamos magia con nuestros cuerpos, él me besaba y yo le correspondía.

-No voy a dejar que lo hagas en un baño.-dijo Monner separándose de mí-
-Ya lo hicimos una vez, ¿recuerdas?-dije mientras volvía a besarle, pero me apartó otra vez con cariño y me sonrió-
-Pero quiero hacerlo en tu casa, en tu cama, donde nunca puedas olvidarlo, donde cuando entres mires la cama y sonrías.-me besó la cabeza-

No le dije nada, simplemente nos fuimos caminando a mi casa, en silencio, agarrados de la mano. Llegamos y fuimos a mi cuarto, cerré la puerta y morí de amor al verle en mi cuarto, era tan perfecto, quedaba tan bien ahí, en mi cama. ¿Y si lo dejo de adorno? ¿Y si lo dejo ahí para siempre? Donde nadie nos moleste, donde él sea mío y yo únicamente suya.

Me acerqué a él y nos besamos, mentiría si dijera que cuando me besa siento mariposas, siento una jodida arca de Noé dentro de mí. En pocos minutos estábamos en ropa interior, acarició mi barriga y sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo.

-Te quiero.-soltó ahí en medio, las palabras mágicas, las jodidas y perfectas palabras mágicas que estaba esperando.-

| Narrador |

Y ahí pasaron el resto de la noche, entre besos, caricias y demostraciones de su amor, de su amor que resultaría infinito. Se quedaron dormidos los dos, Maria antes que Àlex, él se quedó mirándola, viendo su rostro, sus facciones, para él perfectas, como las de un ángel, como las de su ángel, como las de su chica. Porque hasta el momento sólo era su chica, no eran nada más. ¿A qué esperaba a proponérselo?

| Mikel |

Los rayos de sol entraban tenues por la ventana, pero molestaban igual. Me acostumbré a la poca luz que había y al poco peso que sentía sobre mi pecho desnudo. Era su brazo, había quedado ahí mientras ella soñaba con vete tú a saber qué, pero seguro que era perfecto. Como ella. Sonreí al verla, al pensar en lo que pasamos la noche anterior y en lo que había pasado las últimas semanas. Intenté escabullirme de su agarre y lo conseguí, bajé a la cocina para prepararle el desayuno.

| Àlex |

Estaba despierto desde hacía unos minutos, oí un ruido desde la habitación contigua, la de Mikel. Alguien había salido, y seguro que era él. Me puse de pie y antes de abrir la puerta miré hacia atrás, la miré a ella, tan perfecta, tan preciosa, tan necesaria para mí, era como el aire que sin él moría. Volví al lado de la cama y le di un pequeño beso en los labios, me separé y observé como sonreía todavía dormida, todavía en un mundo lejano mientras soñaba. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, y tal y como había pensado Mikel estaba ahí.

-¿Qué haces en calzoncillos?-me preguntó Mikel cuando me vio-
-Buenos días a ti también.-sonreí irónico- Pues lo mismo que tú.-reí-
-Es mi casa y yo no tengo en la cama a mi hermana.-hizo una mueca de rabia-
-Sería extraño que la tuvieras en la cama, ¿verdad?-reí y él suspiró-
-No le hagas daño, por favor.-dijo Mikel- Ella siente, te quiere.
-Créeme que la única persona que puede hacer daño en lo que tenemos es ella.-suspiré y negué con la cabeza- Me vuelve loco tío, estoy completamente perdido por ella, me pierde, es que me encanta, es perfecta, es para mí.-reí nervioso- Ella está hecha para mí, ¿sabes?
-Tío, me alegro, en serio.-se acercó a mi y me dio un abrazo- He encontrado al único cuñado al que aguantaría viendo con mi hermana.-sonreí al escuchar esas palabras de mi mejor amigo-
-Yo también me alegro de ser yo el que esté con ella y no otro subnormal.-suspiré- Tío, tenemos unas chicas de las cual hay que estar a la altura.-sonrió-
-Y por eso mismo te quiero pedir un favor, tío.-me dijo-
-El que quieras.-le sonreí esta vez yo-
-Laia me había dicho de ir a cenar los cuatro, ¿sabes? Pero le tengo preparada una sorpresa, y nada, que si me puedes hacer el favor de quedarte con mi hermana.
-Trato hecho tío.-reí al pensar en la casa para nosotros solos-
-Cuidadito con lo que haces, ¡eh!
-Venga, que se me ha quitado el hambre de desayunar, nos vemos tío, y que te salga bien la sorpresa.-hicimos nuestra especie de saludo y me alejé de él para volver a la habitación donde estaba mi niña-

Subí las escaleras y abrí la puerta, ahí estaba ella.

-No me mires, seguro que estoy fea.-dijo tapándose la cara-
-Estás preciosa.-dije una vez que ya estaba ahí, arrodillado delante suya y destapándole la cara-
-No es verdad.-sonrió-
-Sí que lo es.-sonreí-
-No.-me dio un leve puñetazo en el pecho que no me dolió ni lo más mínimo-
-Sí.-la cogí de las muñecas y le di un leve beso en la boca-
-¡No!-me sacó la lengua-
-¿Sabes a la conclusión que he llegado?-reí una vez después de volver a besarla, era una jodida adicción-
-Dime.-pasó la lengua por sus labios-
-Que prefiero discutir contigo a hacerlo con otras.-sonreí y ella se emocionó, vi las lágrimas al borde de sus preciosos ojos y como pestañeaba para que no salieran- Eh, no me llores.-sonreí-
-Te he cambiado.-logró pronunciar y yo reí-
-Y no sabes cuanto te lo agradezco, princesa.-la cogí como a las princesas y la tumbé en la cama, me puse encima suya-
-Me voy a vestir.-dijo justo cuando iba a besarla-
-¿Dónde vas?-fruncí el ceño y ella puso sus manos en mi pecho para que la dejara marchar-
-Dónde vamos, querrás decir.-la dejé pasar tumbándome en la cama y me volvió a besar-
-Pues eso.-se levantó y la miré de arriba abajo, y no me cansaría nunca de mirarla-
-A dar una vuelta.-sonrió dándose la vuelta para mirarme-

Se dirigió a su armario, lo abrió y sacó dos conjuntos poniéndolos a mi lado en la cama.

-¿Cuál me pongo?-preguntó rascándose la nuca. Reí-
-Me vas a tener que perdonar, pero me importa muy poco lo que te pongas si luego te lo voy a quitar.

Y nos volvimos a quedar ahí, a la hora que fuese, no teníamos noción del tiempo, no teníamos prisa. Sólo queríamos ser felices, juntos, besándonos, dándonos caricias y haciendo el amor como locos.

martes, 7 de agosto de 2012

CAPÍTULO 14. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias.

| Laia |

Empecé a bailar, y cuando vi que había perdido de vista a Maria subí a una especie de tarima con una barra, empecé a buscarla, pero no la encontraba, me fijé en un chico moreno que estaba con una chica tonteando, era Mikel. Impotencia. Asco. Pero sobre todo, dolor. Una punzada en mi corazón hizo que se acabara de romper del todo. Con razón me había dejado, ni una semana podía estar con una chica. Miré a los chicos que tenía debajo, todos me miraban, esperaban algo. Esperaban a que bailase. Empecé a bailar en la barra, empezaron a gritar, vinieron más chicos, y cuando miré a Mikel me estaba mirando, me miraba enfadado, pero a él qué más le daba, si no estábamos juntos. Seguí bailando mientras le miraba, mientras él me sostenía la mirada, quería ver cuánto aguantaba, cuánto aguantaba viéndome bailar para otros chicos. Lo perdí de vista un momento, ya que me giré para hacer un movimiento, pocos minutos después alguien me bajó de la tarima a la fuerza, era Mikel, me había cogido como a un saco de patatas. Me sacó fuera.

-¿Qué coño haces? ¿Por qué me sacas?-dije una vez que me dejó, por fin, en el suelo-
-¿Tú te has visto?-me miró de arriba a abajo, y sé que en sus ojos hubo un destello de deseo-
-Sí, yo bailaba mientras tú estabas con esa zorra, todos contentos, ¿no?-hice una mueca de asco al recordar a la que le estaba sobando-
-¿Estás celosa?-rió-
-Por mí como si te la follas.-hice amago de irme, pero no lo conseguí, porque me cogió de la muñeca y me giré-
-No te importa, ¿verdad?-sonrió-Además, ¿tú la has visto? Está buenísima.-puso un mechón detrás de mi oreja-
-¿Te pone?-le separé de mi dándole un empujón, pero volvió, siempre volverá-Me alegro mucho,-forcé una sonrisa falsa-de verdad. Pero dudo que te ponga tanto como yo.-me acerqué a él mientras le acariciaba el cuello con la yema del dedo anular de la mano derecha- Acéptalo, yo te pierdo, y solo con tocarte te vuelves loco.-subí el dedo al llegar a sus labios y un escalofrío recorrió todo su cuerpo-
-No es verdad, y lo sabes.-quité el dedo de sus labios y justo después pasó la lengua por ellos-
-Sí que lo es,-le guiñé un ojo-y el que estaba celoso eras tú,-le di un pequeño e indoloro golpe en el pecho-que me has sacado.
-No estaba celoso.-me cogió de la cara y me sonrió-
-Vale, pues déjame, que voy a hacer un streptease.-cogí sus manos y las aparté de mi lo más lejos que quise. Y no voy a mentir, las dejé que cayeran por su propio peso, pero que no fueran muy lejos de mi, porque como tuviese que vivir sin sus caricias podría morir-
-¿Cómo una puta?-le salió solo, estaba rabioso, no podía hacer nada para que no me fuera con otros porque, ¿quién era él para impedírmelo? Nadie-
-No, como una puta no, se lo voy a hacer a Erik.-se giró y le metió una patada a un pobre cubo de basura que estaba en la calle, la basura no tenía culpa ninguna de que él fuera tan gilipollas. Suspiré una vez que se estaba yendo y reaccioné antes de perderle, antes de perder al amor de mi vida, le grité- Trágate de una puta vez el orgullo y dime que me quieres.-se giró y me miró, vi en sus ojos un destello de alegría al ver que no quería perderle-
-Trágate tú el tuyo y dime que estás celosa.-dijo acercándose a mí-
-No voy a admitir algo que no es cierto. En cambio tú me quieres, ¿verdad?-sonreí. Sólo por el hecho de que lo tenía en frente, sonriendo victorioso-
-Te quiero hasta el fin del mundo y más allá.-me agarró de la cintura y me atrajo a él-
-Eres un completo gilipollas, ¿qué coño hacías con esa?-dije tocándole el pelo, una vez que le había rodeado el cuello con mis brazos, mirándole dulce. No podía discutir con él, es que no puedo, ¿no lo entendéis? No puedo perder a lo más bonito que me ha pasado nunca-
-¿Hemos vuelto?-dijo poniéndome un mechón detrás de la oreja-
-Responde.-dije apartándome de él, pero poco-
-Mi celosilla,-rió con esa risa nerviosa- tenía que hacer algo para llamarte la atención.-dijo volviéndome a acercar y tocándome suavemente la mejilla-
-Te odio. ¿Y si te hubieras liado con ella?-le miré a los ojos y sonrió-
-¿Lo he hecho? No, pues ya está.-cogió mis manos y las posó suavemente al rededor de su cuello-
-Lo ibas a hacer.-dije a pocos centímetros de su boca-
-Tú seguro que te liabas con alguno de la fiesta.-pasó su lengua por esos deliciosos labios que me volvían loca-
-¿Lo he hecho? No, pues ya está.-sonreí con mi media sonrisa que me caracterizaba, o eso decían-
-Me encantas.-dijo dándome un suave beso-
-Te pongo más que la zorra esa, admítelo.-dije una vez que paró de besarme-
-Admito lo que quieras, menos eso.-dijo volviéndome a tocar la mejilla-
-Vete a la mierda.-dije separándole de mí, me giré para irme y me cogió de la muñeca para darme la vuelta-
-Me pones más que cualquiera. -me acercó a él y buscó mis labios pero giré la cara-
-Me duele la cabeza.-dije, únicamente-
-¿No me vas a hacer un streptease?-rió-
-Me duele la cabeza.-le guiñé un ojo y por fin entendió lo que le quería decir-

Fuimos a su casa, subimos a su habitación y cerró la puerta, se acercó a mí.

-¿Segura de que lo quieres hacer?-me cogió de la cintura-
-Estoy segura de todo si es contigo.-dije poniendo mis manos en su cuello-

Me besó, ojalá ese beso hubiera durado toda la vida, así no discutiríamos más, no nos pelearíamos, no nos pondríamos celosos. Seríamos felices, felices besándonos.

-¿Sabes qué?-susurró entre beso y beso-
-Dime.
-Si no lo quieres hacer, no importa.-me separé-
-Estás pesadito, si estoy aquí, en esta habitación contigo es por algo, ¿no?-suspiré-Nadie me está obligando, ni me ponen una pistola en la cabeza para hacerlo.
-Lo siento cariño,-hizo una breve pausa-pero es que no quiero hacerte daño, quiero que sea dulce, quiero que no lo olvides, no quiero dejarme llevar por un calentón tonto, quiero hacerlo porque lo siento.
-Ah, ¿no lo sientes?-dije cruzándome de brazos-
-Claro que lo siento, tonta.-dijo separando mis brazos para volverlos a poner en el lugar del que nunca tendrían que haberse quitado-
-Calla y bésame.

Volvimos a besarnos, lentamente, nos tumbamos en la cama, y entre besos y caricias nos quedamos dormidos. Me desperté, no podía creerme que no hubiera pasado nada entre nosotros dos, la atracción sexual entre nosotros se ve a kilómetros. Me levanté de la cama y fui al baño de su habitación para lavarme la cara, oí un ruido, y justo después, me llamaban. Salí del baño, el ruido era él, que se había sentado en la cama, y la preciosa voz que pronunciaba mi nombre era suya, jodidamente sexy.

-¿Qué quieres?-dije apoyándome en el marco de la puerta-
-Creía que te habías ido.-se pasó las manos por los ojos para despejarse-
-¿Por qué bebé?-reí-Yo no me voy a ir a ningún lado, no me moveré de tu lado si tú no me lo pides.
-No te lo pediré nunca.-puso cara de niño pequeño, si hubiera sido por mi, me lo habría comido-
-Eso espero. Pero si alguna vez sobro, dímelo.
-Si alguna vez sobra algo de ti, será tu ropa. Y ahora mismo sobra, así que deshazte de todas las cosas que lleves puestas y hazme el favor de tirarlas donde no pueda verlas.-se levantó y en cero coma lo tenía a mi lado, notando como su corazón y el mío competían por cual iba más rápido-

Y volvió a besarme como había hecho horas antes, con esas ganas, inclusive con más. Me quería, lo notaba en él, lo notaba en sus ojos y en sus palabras. Ya no podía dar marcha atrás, una historia estaba comenzando, y le había prometido un “para siempre”, no puedo fallarle, por lo menos, no a él.

Me quitó el disfraz que seguía llevando, y tiró toda mi ropa por distintos sitios de su habitación que dudo que a la mañana siguiente pudiese encontrar. Me deseaba, le deseaba. Me quedé en ropa interior en poco tiempo, como él. Me besaba inconscientemente, buscaba mi boca cada vez que me separaba, y juro que me vuelve loca el tacto de su piel en la mía, me vuelven loca sus besos, y esa lengua que tiene, que si por él fuera, estaría dentro de mi boca la mayor parte del día. Paró, sabía que iba a volver a parar, a dejarme con las ganas, sabía que él quería pero tenía miedo por mí.

-De ninguna de las maneras des marcha atrás.-susurré una vez que me alejé de su boca- No justo cuando acabas de sacarte el permiso de conducir tus manos por mi cuerpo.

Y allí nos quedamos, fuera la hora que fuese, con las persianas bajadas y dándonos múltiples besos por la mayor parte del cuerpo. Nos necesitábamos ambos, nos necesitábamos siempre, en cualquier momento.

| Maria |

-Yo seré tu princesa, ¿pero qué me dices de Samanta?-dije una vez que había salido de mi embobamiento- ¿Eh?-le separé de mi de un empujón, pero fue leve, por lo que no se separó de mi mucho- ¿Para qué coño voy a querer ser tu princesa si vas a tener a otra que la vas a tratar como a una reina?
-No confundas las cosas, ella a mí me gusta muchísimo, me encanta,-suspiró, cerró los ojos y continuó- ¿pero sabes qué? Tú le das mil vueltas, ¿y sabes que más?
-Que-hizo una pausa-, vamos dime.-dije de mal humor, no soportaba estar ahí hablando de cuánto le gustaba Samanta-
-Que a ti te quiero joder.-suspiró y abrió los ojos, algo había tocado mi corazón, algo me dejó sin respiración por un segundo e hizo que el resto de mi vida no volviese a respirar igual.-
-¿No ves que todo esto es un puto error?-dije negando, me obligarme a hacerme la idea de que Monner no me iba a querer, que en ese instante no lo hacía ni lo iba a hacer- ¿Que Samanta se volverá a cruzar en nuestro camino y nos separará?-suspiré- No quiero hacerme ilusiones para que luego las rompas. Yo no soy juguete de nadie, no te creas que puedes jugar conmigo y cuando te aburras dejarme ahí tirada, no pienses que cuando quieras volver a jugar conmigo seguiré ahí, donde me dejaste.-hice una pausa y continué- Y no te pienses que por decirme cuatro cosas bonitas me tienes comiendo de la palma de la mano.
-Deja las putas inseguridades a un lado de una vez,-bajé la mirada y miré al suelo- deja de preocuparte por Samanta, es a ti a quien quiero, no a otra, céntrate más en nuestra relación, es de dos, no de tres.-cada vez subía más el volumen, pero yo no entendía porqué, yo no entendía porque me tenía que gritar, pero en el fondo sabía con toda certeza que él me quería y estaba cansado de repetirme que si yo le pidiese que viniera conmigo, él lo dejaba todo, absolutamente todo, para venirse conmigo, no lo decía en voz alta pero sus ojos son transparentes, por lo menos para mi y sabía que me quería decir cada día, a cada hora- No quiero un jodido triángulo amoroso, quiero un perfecto y maravilloso infinito contigo.
-No puedo dejar las inseguridades porque tengo miedo.-me cogió la cara e hizo que le mirara-
-¿Miedo? ¿¡A qué!?
-A quererte y luego perderte, joder. ¿No te enteras? Tú no eres un juego para mí. Y si no te gusto como soy, con mis inseguridades y mis complejos, te puedes estar yendo, porque no cambio ni por nada ni por nadie.-hubo una breve pausa-
-¿No lo entiendes? ¿No ves que no quiero cambiar nada de ti? No quiero cambiarte, si estoy locamente enamorado de ti es porque eres tú misma.-me costaba asimilar todo lo que estaba pasando, todo lo que nos estábamos diciendo. Sonreí-
-Bien, porque lo único que vas a poder cambiar de mí va a ser mi próximo movimiento, el ritmo y la temperatura.-sonrió y me acercó a él-

CAPÍTULO 13. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias.

Os ha costado, pero finalmente están los 20 RT's JAJAJAJAJA, aquí os dejo el capítulo 13 y esta noche subiré el siguiente, mañana subiré los dos últimos capítulos. Os quiero mis niñas.

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| Mikel |

Me dirigía a casa de Laia, quería verla y preguntarle de qué iría esta noche a la fiesta de disfraces. Crucé la calle y toqué a su puerta. Me abrió un chico, era Erik. Noté como el pulso se me aceleraba, como el corazón me amenazaba con salir del pecho, como tenía los nervios a flor de piel, y notaba muchísimo más el picor que me producían los ojos, apunto de llorar.

-¿Qué coño haces aquí?-le dije casi gritando-
-¿No puedo estar aquí?-dijo él sonriendo de una manera que me entraron unas ganas terribles de partirle la cara-
-¡No!-grité- Es mi novia. No puedes estar con ella-me acerqué a él y le cogí del cuello, le estampé contra la pared-, es mía, entérate de una puta vez.-le apretaba, notaba como le estaba dejando poco a poco sin respiración, él puso su mano encima de la mía que le estaba apretando el cuello cada vez más fuerte-
-¡Mikel! ¿Qué haces? ¡Suéltale! -dijo Laia a mi espalda e hizo que aflojara, que no me dejara llevar por impulos, que la escuchara, pero era demasiado tarde, porque ya estaba estrangulando al gilipollas que estaba con ella en su casa-
-No, ¿qué coño hace aquí?-dije mirándola de reojo y notaba como el miedo se apoderaba de sus ojos-
-¡Es mi amigo!-gritó y empezó a llorar-
-¡Y yo tu novio!-me rompió el corazón verla así, pero no podía parar, una parte de mi cuerpo me dijera que no parase, que lo matara con mis propias manos-
-¿Y? ¿No puedo tener amigos?-puso su mano encima de mi hombro, se olía su miedo a kilómetros, y eso hizo darme cuenta de que ella no estaba bien, de que le estaba haciendo daño, aflojé un poco más-
-¿Amigos que te has follado?-una lágrima cayó por mi rostro-Dudo que alguien pueda ser amigo de alguien con el que ha estado en una cama.
-Pues nosotros somos amigos,-una lágrima más salió de sus preciosos ojos que no merecían derramar ni una sola lágrima-¿no confías en mí?-susurró-
-No confío en él.-susurré esta vez yo, y cerré los ojos, apreté con muchísima más fuerza-
-¡Suéltale!-gritó mientras lloraba, no podía joder, algo se apoderaba de mí, tal vez los celos, el miedo, la rabia, el orgullo, algo se apoderó de mi-
-¿Le defiendes?-volví a gritar-¿Estás de su parte?-una puta lágrima más salió de mis ojos, y me picaban como nunca por no llorar todo lo que quería, para no perder mi reputación, para que no me viese hundido. Para que no me viese hundido por ella, joder- ¿Qué clase de novia eres?-la miré por última vez antes de pegar un puñetazo a la pared-
-Soy una buena novia y una buena amiga.-siguió llorando, y sus llantos se repetían una y otra vez en mi cabeza, no podía seguir así- ¡Suéltale ya!-le solté, la miré por última vez y pronuncié las peores palabras que podría haber pronunciado en mi vida respecto a ella-
-Está bien, hemos acabado.

Salí por la puerta, caminando rápido, me dirigí a mi casa, entré y cerré dando un portazo, fui a mi cuarto y la historia se repitió, otro portazo más en la puerta de mi habitación.

-Mikel.-dijo Laia desde la puerta de mi habitación con lágrimas en sus ojos-
-¡Que te largues!-le grité- Vete con tu amiguito,-comencé a llorar, pegué una patada a la cama- si tanto le prefieres a él antes que a mí.-metí un puñetazo con toda mi rabia al armario, y la miré-
-Pero Mikel-susurró,su voz era suave, temblaba, tenía miedo-
-¡Que te vayas!-grité lo máximo que pude-

Se fue, supongo que a su casa, con su querido amigo. Que asco, tantas cosas me había prometido, tantas cosas me había pedido, tantas cosas le estaba dando, tanto me estaba pillando para esta mierda, lo sabía, sabía que los “para siempre” no existían.

| Maria |

-He discutido con tu hermano.-dijo Laia entrando a mi habitación, llorando-
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?-dije abrazándola-
-Que estaba en casa con Erik,-intentó explicarme entre sollozo y sollozo- él ha venido, le ha visto y se ha puesto hecho una furia,-hizo una pausa, ya que se estaba ahogando de tanto llorar- le ha cogido del cuello,-me abrazó más fuerte- y yo le decía que parase y me ha dicho que le estaba defendiendo a él, y que hemos acabado.-lloró desconsoladamente durante cinco minutos, la abrazaba con fuerza, no podía dejar que llorara, no podía dejarla así por mi hermano, tenía que sonreír con esa sonrisa preciosa que ella tenía-
-¿Sabes lo que vamos a hacer?-me separé de ella y le sequé una a una las lágrimas- Esta noche iremos a la fiesta de disfraces bien sexys-sonreí y provocó en ella una pequeña sonrisa casi invisible- y se van a enterar todos los chicos de quién manda aquí, y de que con chicas no se juega.-sequé sus últimas lágrimas-

Me costó convencerla, pero finalmente cedió. Fuimos al centro, a la tienda de disfraces, cogimos los dos trajes más sexys que había por allí y volvimos a mi casa. Como ya era por la tarde empezamos a vestirnos. Ella de “Conejita Playboy” y yo de “Catwoman”. Nos pintamos, nos pusimos las caretas y fuimos camino a la fiesta. Una vez allí había todo tipo de disfraces, desde colegialas hasta payasos, aunque muchos de allí no hacía falta ni que se disfrazaran porque de por sí, ya lo eran. Empezamos a beber y a bailar. Un chico vestido de Batman se me acercó y empezamos a bailar. Así podría olvidar a Monner, ¿no? A su preciosa sonrisa, a sus ojos que me miraban cada dos por tres, a su aroma que quedaba impregnado en el aire cada vez que pasaba y hacía que pareciese estúpida cuando pasaba por delante. Sacudí la cabeza, no podía pensar más en él, esa noche no. Al cabo de poco tiempo me besó. Se estaba tan bien en sus labios, era una sensación agradable, me gustaba besarle, podría estar así horas, y horas. Puedo decir que yo lo hacía con sentimientos, y eso me asustaba, besaba a alguien que no sabía quien era, no sabía su identidad, y estaba haciendo que me olvidara de Monner, pero yo no lo quería olvidar, pero cada gesto, cada achuchón, cada acercamiento me gustaba más. Me llevó al baño, nos metimos en uno y cerramos la puerta, se sentó encima del váter y yo me senté encima de él. Nos besábamos y no nos cansábamos, le quité la máscara, abrí los ojos. Con razón sus besos me sonaban, con razón sus labios me llamaban, cómo no me iban a llamar, si era Monner. Me levanté y me eché hacia atrás, chocando con la puerta.

-¿Qué te pasa gatita?-tenía un nudo en la garganta, no podía hablar, me acercó a él y besó mi barriga, volví a separarme. Se puso de pie, se acercó, giré la cara para evitar que me besara, pero confundí su movimiento, me quitó la máscara, me miró- Maria.
-Quita.-dije únicamente mientras las yemas de mis dedos hacían presión en su disfraz para separarle de mi -
-No sabía que eras tú.-aceptó que le rechazase, que rechazase su cuerpo en contacto con el mío-
-¿Preferías que fuera otra?-me mordí la lengua para no llorar- Ya veo lo mucho que te importo, -cerré los ojos con fuerza pero el escozor me molestaba, los abrí, pestañeé para no ver nada borroso y una lágrima cayó al suelo, sequé su recorrido por mi rostro y le miré, estaba mirando al suelo, justo donde parecía que había caído mi lágrima-ya veo todo.-me moví para abrir la puerta, pero me cogió de la muñeca y no me dejó moverme-
-No te irás hasta que me escuches.-me acercó a él y su perfume hizo que no pudiese moverme, que no me revelase contra él-
-No quiero escucharte,-cerré los ojos, puede que fuera una pesadilla- no quiero escuchar una mentira más,-para que mentir, los volví a abrir, tanto tú como yo sabemos que eso no era una pesadilla de la cual pudiese despertar- sólo sabes mentirme.
-A ti nunca te he mentido.-me giró poco a poco-
-Àlex, déjame.-me tenía delante, bajé la cabeza, y al ver que no continuaba subí la mirada para ver su rostro, tenía la boca abierta y me miraba de una manera de lo más cariñosa y tierna, más que nunca y menos que mañana-
-Me has llamado por mi nombre.-dijo susurrando-
-¿Y?-dije frunciendo el ceño-
-Que si tú lo pronuncias dejaría que me gastaras el nombre, no quiero que dejes de pronunciarlo, nunca.-hice un gesto de molestia, un gesto para apartarme, pero no conseguí zafarme de su agarre- ¿No ves que recorrería cielo, mar y tierra para encontrarte?-cogió mi cara con una de sus manos mientras con la otra intentaba que no me fuera, pero después de eso no me iría nunca de su lado, había ganado mi corazón aunque no se lo fuese a decir, hizo que le mirara a los ojos y tanto uno como al otro nos brillaban los ojos- Eres mi princesa.


CAPÍTULO 12. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias.


 | Laia |

Subí al cuarto de Maria a enchufar el móvil, cuando cogí el cargador de un cajón de su escritorio, alguien entró.

-¿Podemos hablar?-Mikel. Era su voz-
-¿Qué quieres?-dije sin mirarle, enchufando el móvil-
-Quiero que me escuches y que escuches la verdadera razón por la que no quiero quererte, por la que no quiero acostumbrarme a ti.-Suspiré, no quería hablar, me entendió y empezó a hablar- No quiero acostumbrarme a que te levantes de la cama porque te hayas dado cuenta de que no estoy y vengas a buscarme porque otra vez esté con mis miedos,-sonrió con una media sonrisa que me volvió loca- pero entiéndeme, contigo cualquiera se crece.-miró al suelo y asintió- Y no quiero verme huyendo de tu recuerdo,-negó con la cabeza- no quiero-hizo una breve pausa y tomó aire- tener que deshacerme de todo lo que haya de ti en mí.-se acercó un poco a mí, aunque para mi gusto estaba demasiado lejos, esos metros eran kilómetros para mí- No quiero tener que olvidar tus gestos.-hizo una mueca y reí- Que aunque creas que no te veo,-me miró a los ojos y sonrió, con esa sonrisa completa que me vuelve totalmente loca- te miro y no quiero olvidar la forma en la que tienes de mirarme y esa media sonrisa que te sale.-se mordió el labio, ya casi estaba a mi lado- No quiero tenerme que olvidar de qué significará y qué ha significado todo esto para nosotros cuando lo vivamos, si lo vivimos.-y lo viviremos, pensé- Es difícil tenerme que imaginar que posiblemente se acabe algún día y que me tenga que olvidar, y acostumbrarme otra vez a que tu número no sea el que parpadee en la pantalla de mi móvil.-ya estaba a mi lado, ya le tenía delante, ya notaba como mis piernas temblaban al estar en contacto con su cuerpo- Entiende que no quiero acostumbrarme a ti,-me acarició la comisura de los labios y se quedó unos segundos mirándola, se pasó la lengua por esos labios que me llamaban a gritos y me pedían que les besara a cada puto segundo del resto de nuestras vidas- no quiero acostumbrarme y que luego no estés,-besó mi cabeza, no quería que se volviera a separar hasta que muriésemos, pero se separó para mirarme a los ojos- y ya sé que no hay nada seguro en esta vida, y que lo único seguro es que no hay nada seguro,-rió- pero no quiero olvidarme, no quiero olvidarme de ti, olvidar todo lo que hemos pasado y pasaremos juntos, no quiero olvidarme ni de tus besos-tocó mis labios y su mirada fue a ellos- ni de tus caricias,-miró su brazo izquierdo, el cual yo estaba acariciando, sonrió, y ese gesto hizo que me ruborizara y mirara al suelo, pero cogió con su mano mi barbilla e hizo que le mirara a los ojos- ni de los celos que voy a sentir por otros chicos.-se le tensó la mandíbula al pronunciar esas palabras, hizo que me acordara de Erik y reí- Por eso no quiero acostumbrarme a quererte si luego te vas a tener que ir.-negué con la cabeza y unas cuantas lágrimas ya amenazaban con salir a toda hostia por mis ojos sin que yo les diera permiso, sus palabras me estaban llegando, había tenido los huevos de venir y decirme todo lo que me está diciendo a la cara, y eso era lo más importante que habían hecho por mi en mi vida- Es lo que tiene no creer en los “para siempre”, que no te dejan disfrutar.-y ese momento bonito acabó, ese momento en el que estaba en sus brazos, que estábamos juntos, que su piel y la mía estaban en contacto, que mi estómago era de todo menos eso en ese mismo instante, se alejó para salir por la puerta, pero antes de que todo esto acabara en un “ni si quiera se ha intentado” hablé, antes de que todo acabara antes de comenzar-
-Arriésgate a quererme y a creer en este “para siempre”.-se giró y el mundo paró, paró en ese instante, me miró con esos ojos de “¿he oído bien?”, sonreí, vino a mí, y me abrazó con cuidado por si me rompía en cualquier instante-

| Narrador |

Pasó una semana, Mikel y Laia se lo tomaron con calma, después de la declaración de amor hubo beso, como era obvio, pero del beso no pasaron.

Maria y Àlex el mismo día en el que Mikel y Laia se dijeron a la cara lo que sentían, lo hicieron en el baño. Fue especial, realmente especial, como cuando lo haces con la persona indicada, igual. Maria se arrepintió, no de hacerlo, si no de pensar que Àlex se fuese con otras después de estar con ella, por lo que cuando acabaron, antes de que él le pudiera decir nada, de que la quería o de que estaba loco por ella, que cuando la miraba el mundo se paraba, que su sonrisa era la mejor medicina en sus peores días o cualquier otra cosa en la que Maria cayese rendida a sus pies, ella se vistió y se fue. Salió de su casa y fue a dar una larga vuelta, pensó en lo que había hecho, en que por más que quisiera arrepentirse de haberlo hecho con Àlex, no podía, porque le quería y ella lo sabía, eso era lo que más le dolía, que ella le quisiera y que él seguramente se fuera con otras a la primera de cambio, ¿para qué arriesgar?, pensó, si va a preferir a millones de chicas con un cuerpo de escándalo a mi. Hasta bien entrada la noche no volvió, entró por la puerta de atrás y se fue a su cuarto. No se arrepentía para nada de hacerlo con él, es más, le deseaba y quería volver a probar sus labios, pero ella no iba a estar para cuando él quisiese y no iba a permitir que jugaran con sus sentimientos. Àlex cada día desde entonces intentó hablar con ella, pero ella lo esquivaba de muchas maneras diferentes, no quería hablar con él, ¿para qué? ¿Para oír que ya se había follado a siete en esa semana?

Y aunque a Àlex no le faltaron esa semana oportunidades para consumar, pasó. Sólo por Maria, sólo por la primera vez de ella que había sido totalmente especial, especial para los dos. No entendía que se hubiera ido como se fue, quería hablar con ella para aclarar el porqué de irse sin decir nada. La buscó después de que se hubiera ido, estuvo horas buscándola, pero no la encontró. Se volvía loco, no sabía si había hecho algo mal, si no había sido lo especial que ella quería que fuese. No sabía si estaba bien y eso era lo peor que le podría pasar, que le hubiera pasado algo malo, era de noche y él la buscaba por cada calle, por cada centímetro de la ciudad, sólo necesitaba verla y que estuviera bien. No la encontró esa noche, tenía miedo de que le pudiera haber pasado algo, y se sentía culpable por haberla dejado marchar sin haberla intentado retener, pero cuando al día siguiente vio que estaba bien, el nudo que se había formado en su estómago toda la noche anterior que no le dejó dormir, se deshizo. Pero pese a todo, ella no quería hablar con él, él lo intentaba todo, pero nada. Veía lo felices que estaban Laia y Mikel, y estaba celoso, no celoso de ellos dos, sino de la pareja, de los besos. Todos los besos que se daban ellos se quedaban cortos con los que él le quería dar a Maria.

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Amores, espero que os haya gustado mucho este capítulo, lo he intentado hacer lo mejor posible, sé que es corto, por eso mismo, si hay más de 20 RT's en este tuit:

https://twitter.com/#!/search/realtime/si%20este%20tuit%20llega%20a%20los%2020%20RT%27s%2C%20os%20subo%20el%20cap%C3%ADtulo%2013%20EN%20EL%20MISMO%20INSTANTE%20EN%20QUE%20HAYA%2020.%20PD%3A%22Lo%20imposible%20se%20hace%20posible..%22

os prometo que en el mismo instante que hayan 20 ni uno más ni uno menos, os subo el siguiente. Posiblemente en el día de hoy lleguemos hasta el capítulo 14 subido, para que mañana ya sólo queden 2 capítulos por subir, el 15 y el 16, los dos últimos.

No os he podido decir nada más por el tuit porque lo más posible es que nos den tuit limit por haber subido las dos la novela y avisaros a todas.

lunes, 6 de agosto de 2012

CAPÍTULO 11. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias.

| Maria |

-Hola preciosas.-dijo una voz detrás nuestra, nos giramos-
-¡Erik!-dijo Laia, y se besaron. No habíamos hablado todavía de “su relación” pero era un punto que teníamos que aclarar-
-¿Yo no tengo beso?-dijo Isaac-
-Sólo si te portas bien.-reí-

Fuimos a la arena, sacamos las toallas y nos tumbamos. Giré la cara y vi a mi hermano, a Monner y a las dos guarras de anoche a unos veinte metros de nosotros. Monner y la rubia estaban dándose mimitos. Con que esas tenía el Monner, ¿qué coño hace? Mira que hay playas, ¿tiene que venir a esta? Solo la voz de Isaac hablándome me sacó de mis repentinos celos.

-Maria, ¿te vienes al agua?-preguntó Isaac. Le di la mano para que me ayudara a ponerme de pie, y fuimos al agua-

Nos metimos para adentro, dónde más o menos cubría. Isaac me cogió por detrás abrazándome por la cintura.

-¿Me estoy portando bien?
-Sí.
-Pues quiero mi beso.-reí, miré de reojo donde estaban antes Monner y la guarra y vi que él me miraba, estaban abrazados, pero me miraba. Sonreí.-

Me giré, enrosqué mis piernas en su cintura y le besé.

| Laia |

-¿Vamos al agua?-dijo Erik-
-No les vamos a cortar el rollo.
-Vale.-dijo, y se tumbó encima mía en la toalla-
-¿Me dejas que me dé la vuelta?
-¿Por qué?
-Porque así no puedo besarte.

Me di la vuelta, era cierto que yo hacia Erik no sentía nada, solo era atracción, y por eso mismo, si se pone encima mía la atracción me llama. Me di la vuelta para ponerme yo encima, y él volvió a dar una vuelta para posicionarse encima mía, seguimos dando vueltas y vueltas hasta llegar a la orilla. Nos reíamos mucho, entre besos y cosquillas. Miré al agua intentando encontrar a Maria, pero me encontré con la sucia y asquerosa imagen de Mikel entrando al agua con la chica de ayer noche de la fiesta. Aunque estuviera de espaldas lo podía reconocer perfectamente, miré de donde había venido y ahí estaba Monner. Ya era seguro que el que estaba en el agua era Mikel. Erik se puso de pie al ver que no le prestaba atención, me cogió como a una princesa y se metió en el agua. Yo reía y gritaba mientras intentaba que no me tirase.

-¿Qué quieres?-grité y reí-¿Qué hago para que no me tires?-sacudí los pies en el aire-

Pero por lo que se veía no quería nada, nos metió a los dos bajo el agua, y aún ahí a bajo no me soltó. Subimos a la superficie y me dio un beso en la nariz.

-Sé que no me quieres.-dijo Erik- Que prefieres a Mikel.
-¿Qué? ¿Por qué dices eso?
-Porque sé que ayer solo lo hiciste conmigo para que él se enfadara y se pusiera celoso.
-¿Qué? Eso no-me interrumpió-
-Te juro que lo hice lo más especial que pude, era tu primera vez, y aunque te dejaste llevar porque no era conmigo con quien querías tener tu primera vez, lo hice especial, para que no te olvidaras de con quién lo hiciste primero. Eres especial Laia, que nadie te diga lo contrario.

Pasamos el día en la playa, Erik y yo habíamos quedado oficialmente como amigos. Pero lo que me molestaba era que Mikel no se había dado cuenta de que todo lo que había hecho era por él, puede sonar estúpido, pero le quiero, y que él no me quiera es lo que me impulsa a hacer locuras. Después de unas horas de playa, Maria y yo nos despedimos de ellos y volvimos a casa de ella.

| Maria |

Entramos, y como de costumbre, mis padres no estaban. Mis padres con dejar una nota de “tenemos trabajo” puede que hayan cogido un vuelo a Miami y pasar ahí una semana, algún día nos abandonarán, seguro. Laia subió arriba para poner a cargar el móvil, mientras yo fui al baño de a bajo para mirar a ver si me había tocado mucho el sol. Sonó la puerta, el retorno de los imbéciles. Habían llegado.

-Maria.-gritó Monner desde la entrada-
-Piérdete.

Alguien subió por las escaleras, y otro se quedó a bajo. Sonaron pasos a mis espaldas, y que cerraban la puerta, me giré. Monner.

-Qué.
-Ven.
-Ven tú, no te jode.-vino, me arrinconó contra la pared-¿Qué quieres?
-Un beso.-giré la cara-
-En serio, no estoy para juegos. ¿Quieres algo?
-Sí, un beso.
-¡Monner! Déjame, en serio. ¿Me tengo que comer las babas de la de la playa?
-Hombre, ella se comió las tuyas ayer noche.
-Monner, conmigo no juega nadie, si estás conmigo estás conmigo, no con cinco más, no puedes venir, liarte conmigo e irte con otra y luego volver. ¿Sabes?-me salió solo, y antes de poder responder, se lanzó-

Me besó, me besó con ganas, con pasión, con amor, no era descontrolado, no buscaba nada que yo no quisiera, me cogió por la cintura y enrosqué mis piernas en sus caderas. Le quité la camiseta, y él a mi la mía, me quitó los pantalones, quedando únicamente entre nosotros los bañadores.

domingo, 5 de agosto de 2012

CAPÍTULO 10. "Lo imposible se hace posible con Àlex Monner y Mikel Iglesias."


| Maria |

-Hermanita, ¿qué ha pasado?-miré la cama, ahí no había sólo una persona, y por descarte sólo quedaba Monner, lo sabía, es que lo sabía, ese gilipollas me la iba a jugar, tiré la linterna al suelo y me fui a mi habitación-

Seré subnormal, he creído por un solo momento que podíamos llegar a tener algo. Pues ahí te quedas chaval, no me hables, no me mires, nada.

Tocaron la puerta.

-Seas quien seas, vete.
-Soy yo.-dijo mi hermano-
-¿Qué quieres?
-¿Estás bien?
-Sí, vete.-suspiró-
-Maria..
-Vete.
-Ya sabes como es, no podías cambiarle.

Me levanté y le abrí la puerta, creo que grité.

-¿Que no le puedo cambiar? Todo el mundo cambia, tú has cambiado con Laia, ¿qué coño ha hecho para que pasase esto? Dímelo, o bueno, mejor ya no, porque no quiero tener nada que ver con él. ¿Me entiendes? Y si eres tan amable se lo dices tú, a mí que ni me mire.
-Solo ha sido un beso, tampoco es que os estuvierais comprometiendo a nada..
-Tienes razón, vete con tu amigo, que parece que le prefieres a él antes que a tu hermana.
-Maria-le interrumpí-
-Fuera.

Le cerré la puerta en las narices, cogí un cojín y lo estampé contra la pared, pegué a la almohada puñetazos, y sólo por hacerme ilusiones.. No podía ser tan dulce, no podía serlo tanto tiempo sin fallarme. Y lo que me jodía no era el beso, era que había pegado a Isaac sin razón alguna, ahora ya no era nada, ahora iba a saber quien era, y si le jodía que estuviera con Isaac, ahora se va a joder. Que quien ríe último, ríe mejor.

Decidí dormir, cuando despertase sería un nuevo día. Me desperté al día siguiente, no tenía ni idea de la hora que era, pero bajé a desayunar. A bajo estaban ya Mikel y el subnor.. Monner.

-Buenos días hermanita.-dijo Mikel y me dio un beso en la cabeza, la primera vez en toda su vida que lo hacía- ¿Has dormido bien?
-Genial.-dije-
-Buenos días preciosa.

Pasé de él, fui a la nevera y cogí la leche, cogí un vaso y café. Me hice un café con leche, cogí cereales y me los eché. Justo bajaba Laia.

-¿Qué tal tu noche de pasión?-reí mientras empezaba a desayunar-
-Ese chico es impresionante.
-¿Se ha ido ya?-pregunté- ¿O le hago el desayuno?
-No.-dijo mi hermano- Tú no le haces nada.
-Tranquila, ya se ha ido, pero me lo podrías hacer a mí.-dijo Laia mientras reía y pasaba de Mikel. Todos estábamos enfadados-
-Ya sabes donde están las cosas, no te voy a hacer nada. ¿Qué hacemos hoy?
-Erik me ha dicho antes que fuéramos a la playa con él y con Isaac.
-¿Antes cuándo se ha ido?-dijo mi hermano-
-Hombre, no creerás que interrumpimos nuestros actos sexuales para hablar, ¿verdad?
-Vale, no quiero peleas.-dije- ¿A qué hora hemos quedado?
-A las doce.
-¿Y qué hora es?
-Las once.
-Pues venga, a prepararnos.

| Narrador |

Las chicas subieron a prepararse, Maria le dejó el bikini y una toalla, total, tenían la misma talla. Mientras, los chicos decidieron ir también a la playa, a la misma que iban a ir ellas, pero iban a ir acompañados con las chicas de ayer noche.

Os preguntaréis si Àlex y Samanta acabaron de hacerlo después de la interrupción, pues sí, acabaron haciéndolo y luego Samanta se fue a su casa. Los chicos llamaron a Samanta y a Laura, y finalmente quedaron en la playa a las doce.

Todos se fueron a la playa después de arreglarse, no juntos, como era obvio.